El fiel de la balanza, el éxito o el fracaso para el Barcelona, lo marcará el partido del próximo domingo (20.45) en el Bernabéu, el escenario de un clásico decisivo que determinará la suerte del equipo de Luis Enrique.

Más allá de la final copera y ya eliminado de la Champions en los cuartos de final por el Juventus, el Barça se tiene que agarrar a la Liga para no acabar la temporada con la perspectiva de sumar como mucho un título bastante menor.

En once días de abril, entre el 8 y el 19, el Barça se ha complicado la existencia. En ese periodo de tiempo, los azulgranas han demostrado su irregularidad con actuaciones nada convincentes en Málaga y en Turín. En Málaga se dejó buena parte de sus opciones en la Liga tras caer por 2-0 y en Turín empezó a despedirse de la Champions después de un 3-0 en una primera parte para olvidar como recordó anoche Luis Enrique tras la eliminación.

«La primera parte en Turín nos echó de Europa. Me costará mucho tiempo olvidarme de lo que pasó allí. En la segunda parte ya hicimos las cosas mejor, pero en la primera fue todo nefasto», dijo.

Esa actuación no ha sido una excepción esta temporada en el Barça que se ha desconectado en muchos partidos, especialmente fuera de casa lo que le ha costado la Champions, y si no es capaz de ganar en Madrid el próximo domingo, también la Liga.

Ante el Juventus, el Barça se acogió al recuerdo de la remontada vivida el 8 de marzo ante el PSG, un partido en el que los azulgranas supieron darle la vuelta al 4-0 de la ida con un contundente 6-1. Pero no tuvo nada que ver. Los italianos mostraron su fortaleza defensiva y su crecimiento como equipo y el Barça batió récords negativos, ya que fue incapaz de marcar un solo gol en los 180 minutos de la eliminatoria.

El dato es curioso, porque hasta ese partido los de Luis Enrique habían pasado por encima de los cuatro equipos que habían jugado esta temporada en el Camp Nou, con goleadas al Celtic Glasgow (7-0), Manchester City (4-0), Borussia Moenchengladbach (4-0) y al PSG (6-1).