El EldenseEldense vivió ayer una jornada histórica en la que su ciudad le demostró el cariño que se tiene por una institución casi centenaria. Tras una semana convulsa, donde el fútbol se trasladó a la Comisaría y los juzgados, el club decano de la provincia de Alicante necesitaba limpiar su escudo de todas las sospechas. Y lo logró.

La ciudad de Elda respondió masivamente al llamamiento realizado por la gestora que preside David Aguilar. Más de 3.500 personas, con el alcalde y el edil de Deportes en el palco como cabezas visibles, acudieron al campo a arropar y apoyar a la plantilla.

Desde primera hora de la tarde, los aficionados acudieron al Nuevo Pepico Amat para presenciar el choque ante el Sabadell. Antes de que el club abriera las puertas una hora antes del partido, ya había pobladas colas esperando para acceder al graderío, ya que la decesión de decretar jornada de puertas abiertas favoreció que el campo fuera una fiesta.

Conforme pasaban los minutos, más y más personas accedían al campo, muchas de ellas luciendo las camisetas y pegatinas solidarias puestas a la venta por la gestora. Cuando el Eldense saltó al terreno de juego para realizar el calentamiento, los futbolistas pudieron sentir el calor de la afición, pero no podían imaginar lo que les esperaba en el partido.

Desde la megafonía se recitó el «once» inicial azulgrana, y los seguidores vitoreaban cada uno de los nombres como antaño. Una vez saltó el equipo al césped, comenzó a sonar el himno del Eldense más fuerte que nunca, la canción que rememora los dos históricos ascensos de los azulgranas a Segunda División: «La victoria fue tuya, gritaré con orgullo». Orgullo, eso es lo que la afición sintió ayer por la plantilla que se resistió a caer en las trampasplantilla trampas, los que renunciaron a manchar el nombre de un equipo con solera y tradición. Y delante de ellos, con el brazalete de capitán en su brazo, el delantero mauritano Cheikh Saad, quien recibió la mayor ovación por su valentía a la hora de destapar toda la miseria que ha emponzoñado la historia del club y el nombre de la ciudad.

Fútbol

El choque ante el Sabadell fue lo de menos. El público no había acudido al Nuevo Pepico Amat para ver un gran partido de su equipo, sino para mostrale su apoyo y respeto en la adversidad.

Sin embargo, una vez echó a rodar la pelota, Cheikh rozó el gol con un disparo que atajó el meta rival. El tanto del delantero azulgrana hubiera supuesto la guinda del pastel, pero la parroquia local celebró la acción como si la pelota hubiera terminado en el fondo de las mallas: Tras una tremenda ovación para el mauritano, el coliseo azulgrana volvió a rugir a grito de «Deportivo, Deportivo» como tantas otras veces lo ha hecho en su historia para llenar de coraje a sus jugadores, pero que en tan pocas ocasiones se había oído esta temporada.

También hubo recuerdos para los que ya no forman parte del club, para los inversores transalpinos. Desde uno de los fondos del estadio, donde volvió a acudir tras muchas jornadas de ausencia la peña azulgrana Elda Norte, se escuchó el cántico «italianos, mercenarios», en alusión a los antiguos gestores del club.

Pese a la lluvia de goles recibidos, los fieles seguidores no dejaron de animar, y con cada tanto catalán ofrecían una ovación todavía mayor a los suyos.

Tras finalizar el partido, los futbolistas se reunieron en el centro del campo y devolvieron el aplauso a su hinchada, que les brindó una cálida despedida. Cheikh Saad quedó rezagado firmando autógrafos a unos niños, ya que el mauritano se ha convertido en la nueva estrella del Eldense. Es lo que tiene devolver el honor a un escudo casi centenario.