Un ambiente infernal en San Paolo, con el que la afición del Nápoles quiere empujar a su equipo a la remontada tras el 3-1 de la ida de octavos de final de la Liga de Campeones, medirá esta noche la fiabilidad de un Real Madrid capaz de lo mejor y lo peor en 2017, que recupera a su líder Cristiano Ronaldo.

«Les espera un San Paolo calentito», advirtió Pepe Reina nada más salir derrotado del Bernabéu. El estadio del Nápoles y un rival de fútbol vertical de calidad, es el examen al que se somete un Madrid al que le llega la hora de la verdad intentando huir de una irregularidad que marca su presente.

Para sorpresa de muchos encontró el mejor de sus niveles del curso en un día repleto de presión y sin sus grandes referentes ofensivos. La ausencia de Bale y Ronaldo en Ipurúa, invitó al esfuerzo colectivo y una actitud de jugadores de la segunda línea que incluso provocan un debate sobre el cartel de indiscutible que tiene colgado la BBC.

Lo seguirá siendo para Zidane, que no tiene ninguna duda de alinear a Bale, Benzema y Cristiano en un día señalado en rojo en el calendario al que llega con gran parte de sus titulares descansados. Carvajal, Marcelo, Kroos, Bale y Cristiano no jugaron ante el Eibar y tendrán que dar su mejor versión física para ayudar al Madrid a alcanzar los cuartos de final frente a un rival aguerrido y ambicioso.