La Mitja Marató de Santa Pola se ha convertido en un auténtico fenómeno social que supera, con creces, el ámbito deportivo. Además, la carrera de la villa marinera permite unos cuantiosos ingresos económicos para los establecimientos de la localidad.

Durante todo el fin de semana, el municipio santapolero ha sido un hervidero de gente. Los hoteles, restaurantes y bares han estado, prácticamente, completos y los comercios también han visto como han aumentado, de forma considerable, sus ventas, comparándose a los mejores momentos del verano.

Muchos de los participantes pernoctaron en Santa Pola. Incluso se tuvieron que derivar a hoteles de Elche, Alicante o Guardamar. Multitud de atletas se quedaron a comer después de la carrera y hasta bien entrada la tarde del domingo aún se podían ver corredores y acompañantes por las calles santapoleras. La Mitja Marató es un escaparate turístico más.

La organización no se atreve a cifrar el impacto económico, aunque reconoce que es muy importante. «Nosotros nos centramos en el aspecto deportivo. Ese es un tema que debe valorar la asociación de comerciantes y los hosteleros, aunque los ingresos que recibe el municipio son muy importantes», comenta el presidente del Club Atletismo Santa Pola, Roque Alemañ.

Por la Feria del Corredor han pasado más de 12.000 personas durante el día y medio que ha estado abierta, mientras que el domingo se calcula que unas 20.000 personas, entre los ciudadanos de Santa Pola, acompañantes y aficionados, siguieron la carrera y animaron a los atletas por todo el circuito.

A punto de suspenderse

La prueba de la villa marinera ha tenido que luchar este año, de forma especial, contra las adversidades climatológicas, incluso estuvo a punto de suspenderse.

La madrugada del sábado al domingo fue muy dura y varios de los componentes del Club Atletismo estuvieron sin dormir. Las lluvias caídas dejaron numerosos charcos por todo el recorrido y en zonas como Gran Playa y Playa Lisa el agua sobrepasaba la altura del bordillo de la acera.

Todo ello obligó a estar buena parte de la noche achicando agua y formar diques para evitar que llegara al circuito.

Roque Alemañ fue uno de los que pasó la noche en vela, a pesar de que al día siguiente tenía que controlar todo el cronometraje. «Las durísimas condiciones climatológicas hicieron que organizativamente se tuviera que realizar un esfuerzo personal y de recursos municipales muy importante para poder realizar la carrera. Rápidamente y con la plena autorización y disposición de la alcaldesa, Yolanda Seva, se movilizaron los recursos municipales a través de Urbaser, Hidraqua y la empresa Desatascos El Rayo. Junto a los miembros de la organización tratamos de solucionar el problema, creando diques de contención con arena que impidiera que el mar siguiera inundando las calles».

El presidente del Club Atletismo Santa Pola asegura que «la labor que realizaron estos recursos municipales fue excepcional. El personal se implicó mas allá de su obligación como trabajadores municipales y, por ello, siempre tendrá nuestro respeto y admiración y esperamos, en breve, poder reconocérselo públicamente».

Alemañ también alaba la labor de los miembros de la organización y del club. «Toda la noche, hora tras hora, con palas y legones, lucharon contra el mar manteniendo los diques, llenando sacos de tierra, limpiando a cepillo el agua de las calles. Eso hay que vivirlo. Estar allí en una noche cerrada, fría, con el agua por las rodillas y con una pala en la mano es complicado».

El alma mater de la prueba reconoce que «ha sido una de las ediciones más difíciles de las 28 que llevamos. Es una prueba que se hace en la calle y es complicado poner la publicidad y los arcos con viento y lluvia. Vivimos momentos duros y hasta las cuatro de la mañana no vimos un poco la luz».

Al final, todo se pudo celebrar y la satisfacción ha sido grande. «Estamos contentos con el resultado final por las circustancias que han rodeado la prueba este año. Muchos participantes de una radio de 200 kilómetros nos llamaron que no podían desplazarse. Aún así, tener 6.000 corredores y que el ganador masculino hiciera una hora y 56 segundos y la ganadora una hora y nueve minutos, con las condiciones que había, es un éxito. En circunstancia óptimas, en un día sin viento, hubieran pulverizado el récord. Hemos sufrido mucho, pero estamos contentos», concluye Alemañ.