Abierto de Australia

Con paciencia, usando su experiencia y midiendo los tiempos, pero sin bajar nunca la guardia, el español Rafael Nadal se abrió paso a los octavos de final del Abierto de Australia al derrotar al alemán de 19 años Alexander Zverev, por 4-6, 6-3, 6-7 (5), 6-3 y 6-2. El francés Monfils, verdugo de Kohlschreiber, le espera ahora.

A pesar de sus 30 años, Nadal llegó más entero al quinto set, para ganar un partido que se le había puesto muy cuesta arriba, y en el que Zverev confirmó que tiene armas para ser el futuro rey del tenis, pero aún debe afilarlas más.

El gigante alemán de 1,98 metros, posee un saque descomunal y una derecha que ejecuta con su brazo de hierro de forma mortal, pero contra Nadal dejó entrever varios resquicios en su juego.

Inocentes fallos cuando dominaba la pista a su merced, algo de imprecisión en la volea, y falta de concentración cuando más se necesita si se llega a un quinto set: al comienzo, porque fue allí cuando su saque le abandonó. Esos fueron sus puntos flacos.

Aunque luego recuperó ese robo e incluso tuvo un punto para ponerse por delante 3-2, los calambres de Zverev le mortificaron en ese quinto, sobre todo después de un intercambio de 37 golpes, donde Nadal volvió a arrebatarle su mejor arma.

El duelo fue épico, tenso, y jugado de poder a poder pero al final acabó como el único precedente, el de Indian Wells el pasado año, cuando Zverev tuvo bola de partido, una gran oportunidad como ayer, y la desperdició.

Mientras, el castellonense Roberto Bautista se impuso al alicantino David Ferrer en un duelo fratricida entre españoles y amigos, por 7-5, 6-7 (6), 7-6 (3) y 6-4, y también logró los octavos de final.

Tras lograr por tercera vez los octavos de final en Melbourne, Bautista se enfrentará en esa ronda con al canadiense Milos Raonic, que superó al francés Simon.

El cuarto español en liza, Pablo Carreño, cayó ante Istomin por 6-4, 4-6, 6-4,4-6 y 6-2.