El Celta de Vigo goleó al Valencia en Mestalla por 1-4 y dejó prácticamente finiquitado su pase a los cuartos de final de la Copa del Rey, en un encuentro en el que al conjunto gallego le bastó con muy poco para noquear en los primeros veinte minutos a un rival endeble y sin alma.

El nuevo año no supuso un borrón y cuenta nueva para el Valencia, al que ni siquiera la presencia antaño reparadora de Voro en el banquillo sirvió para mejorar la triste imagen ofrecida en el 2016.

Tras la espantada de Cesare Prandelli, se esperaba algo diferente con Voro al frente y en un torneo que se antojaba como la única vía de dar alguna alegría a la afición esta temporada, pero apenas bastaron veinte minutos para retratar con crueldad la triste realidad del Valencia, un equipo y un club en estado comatoso.

No pudieron empezar peor las cosas para el Valencia, que a los dos minutos veía como el canterano debutante Jiménez cometía un inocente penalti a Pablo Hernández, que Aspas transformó en el 0-1. Los locales reaccionaron, pero un nuevo error, en esta ocasión de Cancelo, al que le robaron el balón en la frontal del área, dejó a Bongonda un disparo claro que rebotó en Jiménez y supuso el 0-2 cuando todavía no se había alcanzado el cuarto de hora de partido. El mazazo del 0-3 en el minuto 18 sentenció la eliminatoria y Mestalla clamó contra Lim al grito de «Peter, ¡vete ya!».