Otro testarazo de Sergio Ramos cuando el Real Madrid estaba a punto de pagar caro un exceso de confianza innecesario, en la lona por un doblete de Joselu que resucitaba la Liga, salvó el récord de Zinedine Zidane (3-2) y mantiene la ventaja de puntos antes de encarar el Mundial de Clubes.

El don de Ramos no es fruto de la casualidad. De nuevo se puso el disfraz de salvador en los últimos segundos de un partido que enloqueció cuando el Madrid le puso la intensidad necesaria. Tras volver a aparecer en el Clásico con un gol salvador, repitió una jornada después para poner parches a un duelo repleto de errores madridistas.

El Madrid se desmoronó físicamente ante el Borussia Dortmund. Venía de grandes esfuerzos en partidos que consideró decisivos, como el duelo del Camp Nou. Unido a la cercanía del Mundial de Clubes invitó a Zidane a realizar rotaciones. Se le fue la mano. Hasta siete de los once titulares eran caras nuevas.

Un partido que sobre el papel no debería de costar al conjunto madridista se le complicó. Acostumbrado a tener en Marcelo un puñal irrefrenable, en Modric al maestro de ceremonias y la BBC para decidir, renunciar a todo de golpe era un directo a la personalidad del equipo. Necesitaba nuevos líderes y apenas asomó Isco para asumir responsabilidades.

El Dépor jugó tranquilo, sin los agobios que le podía trasladar su posición clasificatoria, con más que ganar que perder en el Bernabéu. Y desde su orden que convierten en desequilibrio Colak y Babel, más la llegada de segunda línea de Borges, pudo irse al descanso con ventaja en el marcador.

Sin continuidad en un juego a impulsos, el Madrid pudo romper el duelo por un exceso de confianza de Juanfran. Error de extremo reconvertido a lateral controlando con el pecho un balón dentro de su área. Nacho le robó la cartera y Albentosa salvó los muebles. James estaba activo en la construcción pero los de Zidane no generaban fútbol en los últimos metros.

Con más peligro remató en menos llegadas el Deportivo. Borges fue el protagonista en dos acciones clave. La primera la sacó ágil Keylor Navas, cuando su compatriota tico se adelantó a la defensa tras centro de Albentosa. El segundo, un testarazo a falta de Colak, lo repelió el poste ante el nerviosismo del Bernabéu. Lo avanzado en el Camp Nou se podía tirar por tierra. El Madrid solo funcionaba cuando el balón pasaba por Isco y James perdonaba la más clara en un mano a mano ante Tyton.

Nada cambiaba en la reanudación hasta que apareció Morata. De la nada hizo gol y abrió el partido. Era el minuto 50 cuando recibió en la frontal, se giró y su disparo con rosca fue imparable. El Madrid tenía lo que buscaba y en vez de buscar sentenciar se echó a dormir.

Jugar sin la tensión necesaria en el fútbol de hoy en día se paga ante cualquier rival. La entrada de Joselu era lo que necesitaba un Dépor que jugó sin miedo, arriesgó y recogió el premio con dos tantos de Joselu en dos errores defensivos de Casemiro y Ramos.

A falta de 25 minutos, toque de corneta del Madrid, que igualó en un remate de Mariano con el hombro y selló la remontada con otro imperial cabezazo de Ramos para arreglar el lío de Zidane.