Un día después de la tragedia, los héroes locales de Chapecó ganaron un lugar privilegiado en la historia del fútbol y se coronaron como los eternos campeones de América, un título que hoy es reconocido por todos sus rivales de campo. Jóvenes, humildes y aguerridos, los jugadores del Chapecoense vivían una luna de miel tras haber llegado a la final de la Copa Suramericana frente al Atlético Nacional de Colombia, un contrincante difícil, pero no imbatible.

Pero el destino quiso que la desgracia se cruzase en el camino de este humilde equipo de Santa Catarina y la historia del deporte volvió a quedar empañada por un accidente aéreo, como el que golpeó al Torino de Italia, al Manchester United, a la selección danesa, a «The Strongest» o al Club Alianza de Lima, entre otros. Los jugadores del Chapecoense no llegaron a su ansiado destino, la ciudad colombiana de Medellín, la primera parada para intentar conseguir su primer título internacional.

El «Furacão do Oeste» debía enfrentarse ayer en Medellín al Atlético Nacional, club que, en un gesto de nobleza deportiva, ha pedido a la Conmebol que el título de la Copa Sudamericana vaya a las vitrinas del Chapecoense.

Además, los clubes brasileños pidem que el equipo no pueda descender durante las tres próximas temporadas así como se ofrecen a llevarles jugadores para recomponer su plantilla.

Los «guerreros» del Chapecoense habían metido a sus hinchas en un inesperado sueño que comenzó en 2014 cuando ascendieron a la Primera División, y se subieron al avión con destino a Medellín dispuestos a complacer a su incansable afición.