El Barcelona se encuentra en un momento de incertidumbre deportiva, subrayada el domingo al distanciarse dos puntos más del Real Madrid (ahora está a seis del líder), y afronta mañana el partido contra el Hércules en la Copa como una tregua antes de atacar el sábado un clásico al que llegará muy apurado.

El empate del domingo en Anoeta (1-1), donde no gana desde hace siete temporadas (cinco derrotas y dos empates), ha dejado muchas heridas, empezando por el juego de los barcelonistas, casi irreconocible, hasta declaraciones sin pelos en la lengua, como las expresadas por uno de los jugadores de referencia, Gerard Piqué, quien sentenció: «Así será muy difícil ganar la Liga».

Mientras, Jordi Alba, que sufrió una contusión de rodilla y distensión del tobillo ante la Real, es seria duda ante el Madrid, en tanto que Piqué, que se resintió de la lesión de tobillo, sí puede llegar a tiempo al clásico.

Para la Copa, Luis Enrique echará mano de los menos habituales para repartir fuerzas, y que jugadores como Messi, Neymar y Luis Suárez, entre otros, se tomen un descanso para afrontar el sábado un partido en el que parece que los azulgrana llegan en inferioridad de condiciones respecto del Madrid.

El técnico azulgrana contó en el entrenamiento de ayer con seis canteranos, de los que el central Marlon y el interior Aleñá se perfilan como titulares mañana en el Rico Pérez. Luis Enrique tiene previsto anunciar hoy la convocatoria para el duelo de Copa.