La fiebre del pádel no ha hecho más que crecer en nuestro país en los últimos años. Este desbordante ascenso ha propiciado que empiecen a surgir variantes de este deporte, como el padbol (o padball). La mezcla de fútbol y pádel da lugar a una actividad frenética en la que los jugadores están constantemente en contacto con el balón.

Las reglas son sencillas: las superficies con las que se puede tocar la pelota son las mismas que en el fútbol, es decir, todas menos los brazos y las manos. El objetivo es igual que en el pádel o el tenis, enviar la pelota al lado contrario y que el equipo rival no sea capaz de devolverla. El campo, basado en el del pádel, está rodeado de paredes acristaladas y tiene una red que lo divide en dos. Sus medidas son de 10 metros de largo y 6 de ancho, de un tamaño más reducido que el original, lo que otorga más dinamismo al juego.

Una de las normas clave del padbol es que los jugadores deben dar al menos dos toques (uno cada uno) antes de poder enviar el balón hacia el campo contrario. Únicamente si un jugador se encuentra en una zona señalizada en rojo cerca de la red o si usa una pared puede rematar directamente, sin necesidad de hacer un pase previo. Esta regla provoca un contacto continuo de los jugadores con el balón, de modo que éste es un poco más ligero que el de fútbol para reducir su impacto.

Mundial

Este fin de semana se ha disputado el Campeonato Mundial en Punta del Este, Uruguay. Las representantes españolas han sido las ilicitanas María Rodríguez y Patricia Flores, del Club Padbol Elche, que lograron ese derecho al imponerse en el Campeonato Nacional que en 2015 congregó a equipos de 8 ciudades en La Nucía. En 2016 el torneo no ha tenido modalidad femenina.

Las españolas tuvieron un buen papel en la fase de grupos del Mundial, donde pasaron como segundas tras caer únicamente ante Rumanía (7-6, 6-4) en su primer partido y después doblegar con superioridad a Panamá (6-0, 6-1), Argentina (6-0, 6-1) y la anfitriona, Uruguay (6-2, 6-2).

En semifinales se volvieron a cruzar con las jugadoras uruguayas, contra las que hicieron valer su calidad y se impusieron (6-2, 6-1) para plantarse en la final ante su único verdugo en todo el torneo, Rumanía.

En la final volvieron a caer contra las rumanas (4-6, 6-2, 6-1), con lo cual terminaron el campeonato como subcampeonas del mundo. España ha tenido una posición dominante en los últimos años, obteniendo repetidamente el cetro mundial. Este deporte va a más en nuestro país.