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Opinión

Repugnancia máxima

Repugnancia máxima

La Ciudad Deportiva vivió otro triste capítulo de violencia en el fútbol de los que parece que no van a acabar nunca. Fútbol amateur que acaba en batalla campal con puñetazos, denuncias y provocaciones. Ni el árbitro anotó nada en el acta ni nadie admite culpa. Empezaron a pegarse porque sí, por capricho. Segunda Regional femenina, categoría aficionado. La violencia no entiende de divisiones, ni de hombres ni de mujeres, y parece que ni de niños ni de niñas. No se toman medidas y el espectáculo continúa jornada tras jornada. Lamentable suceso entre dos equipos que ya tuvieron bastante algo más que un roce el pasado año sin que la Federación haya tomado medidas. Bochornoso que un partido acabe con jugadoras encerradas en su vestuario con llave, la inmensa mayoría niñas, por miedo a ser golpeadas. Sin entrar en quién empezó a provocar, la Federación debe actuar con mano dura. Un partido que acaba con jugadoras en el Hospital, con cruces de denuncias y con provocaciones en redes sociales, debe tener consecuencias ejemplares y decretar la expulsión de un equipo o de los dos de la competición. Todo lo que no sea un castigo similar dejará a la Federación convertida en cómplice de la violencia en los campos de fútbol. Estos equipos, Estrellas de Alicante e Inter de San Blas, deberían volverse a verse las caras en unas semanas. ¿Se atreverán a permitir que el partido se juegue cuando ya hay hasta amenazas en las redes sociales? Viendo los antecedentes apostaría a que el partido se disputará y volverá a haber incidentes. Y así sucesivamente. Luego vendrán los lamentos.

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