El piloto alemán Nico Rosberg (Mercedes) se impuso ayer en la carrera del Gran Premio de Singapur, disputado en el Circuito de Marina Bay, y recuperó el liderato del Mundial tras una dura lucha con el australiano Daniel Ricciardo (Red Bull), mientras que los españoles Fernando Alonso (McLaren) y Carlos Sainz (Toro Rosso) finalizaron en séptima y decimocuarta posición, respectivamente.

Con este resultado, el germano, que iniciaba el fin de semana a dos puntos del británico Lewis Hamilton (Mercedes), recupera la cabeza del Mundial. Mientras, el australiano Daniel Ricciardo, afianza su tercera plaza en el campeonato por delante del alemán Sebastian Vettel (Ferrari), que tras salir último por cambiar su caja de cambios sólo pudo ser quinto. Hamilton, tercero, se despide del liderato.

Bajo la noche singapurense y entre los rascacielos que inundan el trazado urbano del país asiático, Rosberg mantuvo la posición de privilegio conseguida el sábado en una salida marcada por la incomparecencia del francés Romain Grosjean (Haas); el equipo del galo no fue capaz de solucionar los desperfectos en su monoplaza tras el accidente sufrido el sábado en la sesión de calificación. Tras apagarse los semáforos, el alemán Nico Hulkenberg (Force India), que salía por delante de Alonso, se iba contra el muro y provocaba la presencia del primer coche de seguridad; en el accidente se tocaba con Sainz, lastrado una posición, mientras que el asturiano, en una gran salida, ascendía cuatro puestos hasta el quinto.

El madrileño veía entonces la bandera negra y naranja, que obliga, por motivos de seguridad, a pasar por boxes; allí, los mecánicos le retiraban la pieza rota y le ponían neumáticos superblandos. Lejos de la lucha de los españoles, el líder de la carrera era advertido por radio de que debía cuidar los frenos, mismo mensaje que recibía su compañero Lewis Hamilton. Ferrari aprovechó la información para pedirle al finlandés Raikkonen que presionase al británico.

Sin embargo, la gran lucha la protagonizaban el ruso Daniil Kvyat (Toro Rosso) y el holandés Max Verstappen (Red Bull); desde garajes, Toro Rosso instaba a su piloto a dejarse pasar por el representante del 'hermano mayor', apelando a que su pelea debía ser con Alonso, pero el ruso, descendido esta temporada en favor del neerlandés, se resistía. Verstappen optaba entonces por realizar un «undercut» sobre Kvyat, a la vez que Sainz ponía blandos para tratar de ir hasta el final de la carrera.

A continuación, pasaban por garajes, para cambiar también a gomas amarillas, Rosberg y Raikkonen. De hecho, el escandinavo había superado, una vuelta antes (33), a Hamilton, y con su parada en boxes pretendía evitar el «undercut» del piloto inglés. Así, Hamilton trocó neumáticos sólo una vuelta más tarde.

Por delante del duelo anglo-finlandés, el australiano Ricciardo marchaba con una cómoda ventaja de diez segundos sobre el campeón del mundo de 2007 y a menos de cinco de Rosberg, una presión que debería soportar hasta el final de la carrera.

Error estrepitoso de Ferrari

A menos de quince vueltas para el final, Ferrari erró estrepitosamente su estrategia; con 35 segundos de ventaja para el finlandés, Hamilton paró y en la «Scuderia» cundió el pánico, obligando a Raikkonen a pasar por garajes y provocando que perdiese la posición. Con menos velocidad punta, el piloto del Cavallino Rampante había perdido el podio.

En la cabeza Rosberg cedía tiempo con sus desgastados neumáticos blandos; Ricciardo, a 25 segundos, se acercaba a una media de tres segundos con superblandos. A siete vueltas, se situaba a sólo once segundos. Sin embargo, el germano consiguió aguantar su envite e imponerse por menos de medio segundo.

El podio lo cerró Hamilton, por delante de Raikkonen, Vettel y Verstappen. Alonso, que inició noveno, logró terminar séptimo, mientras que Sainz se vio lastrado por los problemas de su coche y terminó decimocuarto tras salir sexto.