Alicante pasó de nuevo el examen con nota y tras las dos etapas disputadas por la provincia presenta su candidatura para ser el punto de arranque de la Vuelta Ciclista a España en 2019. La propuesta la tiene desde hace tiempo Unipublic, organizadora de la carrera, sobre la mesa, pero después de lo presenciado ayer no creo que tenga ningún tipo de dudas para que la Diputación de Alicante vea cumplido su sueño. Las dos jornadas por la provincia han sido para enmarcar.

No sólo la afición alicantina, sino también la de las provincias limítrofes, acudieron ayer a la cita y dieron un colorido impresionante a la jornada más decisiva de toda la ronda, en la que estaba en juego el maillot rojo y los puestos del podio en el Paseo de La Castellana de Madrid.

Ya desde la salida en Benidorm se pudo comprobar que el deporte del pedal tiene un gran arraigo en la zona. En la pasada edición, en las Cumbres del Sol, se batió el récord de audiencia televisiva, pero lo de ayer todavía fue superior, según confesaba la organización.

La Vuelta tiene el poder para llegar a 360.000 espectadores y alcanza a cerca de 200 países. Qué mejor vehículo que organizar la salida de la prueba para mostrar las excelencias turísticas de la Costa Blanca. Nimes dará el banderazo de salida a la edición de 2017, Bilbao lucha por ser la de 2018 y Alicante presentó su candidatura para 2019 y parece no tener competencia. «La provincia de Alicante es una garantía y no podemos desaprovechar ese potencial», reconoce el director de la prueba Javier Guillén.

El paso de la carrera por la zona de Alcoy y de otras localidades de la provincia tuvo una gran acogida, pero en los últimos 30 kilómetros de la etapa el público abarrotó literalmente las cunetas.

Las rampas Tudons, cima previa a Aitana, por la que el pelotón pasó en dos ocasiones, la última, de cara a meta, fueron el punto de encuentro de la afición al ciclismo desde primeras horas de la mañana. Su acceso se cortó a los vehículos a las diez, pero los seguidores pudieron acceder andando o en bicicleta.

Algunos seguidores, como la familia de Alberto Llorca de Alicante, pasó la noche en una tienda de campaña. «Solemos viajar al Tour de Francia y hemos estado en las etapas en Xorret de Catí y en las Cumbres del Sol y en el tiempo previo al paso de la carrera nos entretenemos jugando a cartas y leyendo», comentaba Llorca. Unos metros más arriba estaba también un grupo de jóvenes de La Nucía y Alicante, que habían hecho noche en tres tiendas. «Estuvimos en Valdelinares y aquel día nos llovió», apuntaba el alicantino José Miguel Llorens. Tampoco faltaron las camisetas de equipos como Elche, Hércules, Murcia y Alcoyano.

Sobre el asfalto, pintadas de ánimos a Froome, De la Cruz, Nairo, Pardilla e incluso a Belda.. En varias de ellas se nombraba a Sax y Cocentaina y una pancarta recordaba que «Planes es la capital de la Cirera».

A las 12.30 se abrió la valla que da acceso a la base militar para que los aficionados pudieran presenciar los últimos seis kilómetros que iban a llevar a los ciclistas al Mont Ventoux español. El gentío dispuesto a subir a esa zona de la etapa fue increíble y la Guardia Civil se tuvo que multiplicar para solucionar semejante atasco. Entre los que deseaban subir hasta arriba estaba un grupo de 24 indonesios que han hecho las últimas etapas por delante del pelotón y que han quedado maravillados «de las playas y montañas de Alicante».

La caravana ciclista llegó al momento de la verdad sobre la 15.35 . Una hora más tarde aparecía en Tudons Luis León Sánchez entre el alboroto de los muchos murcianos que poblaban las cunetas. Los decibelios aumentaron con la llegada de Chaves, que pasó escapado, y de Quintana, que iba bien arropado por su equipo.

En el segundo paso por Tudons y en las rampas de Aitana se desató la euforia. No hubo ni un hueco sin seguidores animando a los corredores. A los primeros y a los últimos. Nadie se fue sin el cariño de la afición alicantina, que supo reconocer el esfuerzo de todos ellos.

En un rincón de Tudons, junto a su vehículo, y en una televisión, Pierre Roger veía el triunfo de su hijo en el alto de Aitana. Sigue la maldición española. Un danés, dos italianos y ahora un francés han coronado el techo de Alicante.

Lo peor del día, la caída de José Joaquín Rojas. El ganador del Campeonato de España en Cocentaina, sufrió la fractura abierta de tibia y peroné tras caer bajando el alto de Tollos, en una curva a la derecha. Pasó por debajo del guardarrail y ha pasado la noche ingresado en el Virgen de los Lirios de Alcoy.