Que le digan a Joel González que los Juegos Olímpicos duran 17 días. O que se lo digan a Lidia Valentín. O a Erika Villaécija. Ninguno se lo va a creer. Todos ellos se levantarán un día en Río, saldrán a competir y se despedirán de los Juegos al término de esa misma jornada, tanto si cierran la clasificación como si son medalla de oro. Todo o nada. Sin margen de error. Así son muchos deportes del programa olímpico. Mentalmente mucho más exigentes que aquellos que empiezan por una fase de grupos, en la que puedes perder un partido y recuperar opciones al día siguiente. O que esos en que un mismo participante puede afrontar varias eliminatorias o disputar diferentes distancias.

Los maratonistas o los marchadores, los ciclistas de carretera, los triatletas, los halterófilos, los judocas, los taekwondistas o los luchadores. Todos ellos son ejemplo de deportistas que ven reducidos sus Juegos Olímpicos a una única jornada de competición.

Joel González, vigente campeón olímpico de taekwondo en -58 kilos y que aspira en Río a otra medalla en -68, se refiere a la dificultad de dosificar las reservas físicas a lo largo de la jornada. «Cada peso se disputa en un día. El primer combate es a las 9 o las 10 de la mañana y la final a las 11 de la noche. Es una día muy largo en el que se pasan muchos nervios. Si no calculas bien la humedad, las circunstancias respiratorias, puedes llegar a tener un problema de estrategia», señala.

Según González, «en los últimos 30 segundos de un combate puedes perder toda la ventaja que tenías» si no has sabido reservar energía y dosificarla para el final de la jornada, cuando se decide la medalla.

Lidia Valentín ya tiene asumido el sistema de competición en un único día y no lo ve como un inconveniente. «La halterofilia es así. Es un día, durante una hora y media. Sabemos cuál es nuestro deporte y para nosotros es lo normal. La preparación tanto física como mental es de mucha dedicación, de muchas horas», comentó.

La judoca María Bernabéu, subcampeona del mundo en menos de 70 kilos en 2015 y que rozó el bronce el miércoles en Río, indicó al respecto que necesitan «llevar la cabeza a buen nivel durante todo el día y saber que cada momento es importante». Para ello, dijo, en el caso del judo ayuda mucho conocer a las contrarias: «Cuando llegas a los Juegos te encuentras con las mismas rivales con las que has estado compitiendo cuatro años».

El psicólogo deportivo José Alberto Tabernero opina que, seguramente, los deportistas de las disciplinas mencionadas no tienen la sensación de que sus Juegos se reduzcan a un solo día. «Los Juegos no duran para ellos ni siquiera los 17 días que marca el calendario. Empiezan mucho antes, normalmente entre un mes y 15 días antes. El motivo es claro: hay que aclimatar y exponer al atleta y a su organismo a horarios y climatología, a la experiencia de la Villa Olímpica, a las intervenciones en medios de comunicación», comentó.

La idea de la preparación previa, añadió, es «reducir el número de variables que puedan afectar a ese día único de competición».

Es fundamental por ello «el trabajo de visualizar escenarios, rivales o situaciones, que va unido», advirtió, «al análisis de miedos, de falsas creencias y de expectativas, inseparable a la experiencia de estar dentro de una ocasión tan mediática como quizá única».

Tabernero afirma que, al contrario de lo que pueda pensarse, los deportistas de un solo día tienen una fortaleza mental «que se puede forjar y moldear mejor, aunque con mucho más esfuerzo».