Un disparo alcanzó ayer los establos del centro de hípica de los Juegos Olímpicos, en el segundo incidente que ocurre de este tipo en la región, informó un portavoz de la organización.

El pasado sábado, otra bala perforó el techo de la sala de prensa de esa instalación olímpica, ubicada en el barrio de Deodoro, al parecer disparada desde una favela cercana y que tenía como blanco los dirigibles que utiliza la organización para tomar imágenes aéreas.

Por su parte, una pedrada, y no un disparo, fue la causa de la rotura de dos lunas del autobús oficial que el martes trasladaba a personal acreditado en la vía Transolímpica de Curicica, según ha confirmado el Comité Organizador de los Juegos de Río.

«La investigación abierta sobre el asunto ha concluido que el origen del impacto fue una pedrada», confirmó el portavoz del Comité Organizador, Mario Andrada, quien insistió en que «la seguridad de los deportistas y de todos los que participan en los Juegos está garantizada».

Patrullas del ejército han reforzado la vigilancia en los trayectos de vehículos oficiales después del incidente del autobús que se dirigía al parque olímpico desde la sede de Deodoro.

Según el Comité Organizador, el conductor del autobús oyó un ruidoso golpe que procedía del interior del vehículo pero pensó que se le habría caído parte del equipo a algún fotógrafo, y que cuando miró por el espejo retrovisor vio a varios periodistas tendidos en el suelo. El autobús transportaba a doce periodistas entre el Complejo Olímpico de Deodoro, una de las áreas más pobres de Río de Janeiro y en donde fueron construidas instalaciones para deportes extremos.