Michael Phelps (Maryland, 31 años) se zambulló por primera vez en una piscina con once años. Aquel niño, al que no le gustaba demasiado el agua, sufría entonces un problema de acoso escolar y una fuerte hiperactividad derivada de un síndrome de déficit de atención.Casi como terapia, Michael Phelps empezó a nadar.

En la madrugada de ayer, aquel niño salió de la piscina de Río de Janeiro con su vigésimo tercera medalla olímpica, la decimonovena de oro, colgada del cuello. El «tiburón de Baltimore» emergió como el deportista más laureado en la historia de los Juegos Olímpicos y agigantó su leyenda tras conducir al triunfo al equipo norteamericano en la final del relevo 4x100 libre.

Una gesta que ratifica la condición de Phelps como rey indiscutible de la natación, aunque no pudo adornar el oro con un récord del mundo. Un detalle que quedó en un segundo plano para los norteamericanos, que recuperan la corona que les arrebató hace cuatro años el equipo francés en los Juegos de Londres. El cuarteto estadounidense, integrado por Caeleb Dressel, Michael Phelps, Ryan Held y Nathan Adrian, firmó un tiempo de 3:09.92 y aventajó en 61 centésimas al conjunto galo, que tras firmar un crono de 3:10.53, tuvo que conformarse, como ya ocurriera en Pekín 2008, con la medalla de plata. Completó el podio el equipo de Australia.

Un podio al que desea regresar Phelps en los próximos días, porque el «tiburón» es insaciable. No lo tendrá sencillo en esta, su quinta comparecencia olímpica después de Sidney, Atenas, Pekín y Londres. Y es que Phelps, al borde de la desconexión deportiva en los últimos años, se reenganchó a los entrenamientos con su viejo entrenador, Bob Bowman, hace sólo un año, en 2015. Con él se ha preparado para competir en los 100 y 200 mariposa, los 200 estilos y el 4x200 con el equipo norteamericano.

Destronado de los 200 mariposa

Fue después de reconciliarse con su padre y reconducir su polémica vida fuera de las piscinas. Sus mediáticos problemas de ludopatía, su afición al alcohol y sus excesos al volante parecían haberle condenado a la retirada. Engordó ocho kilos. Después de que en 2012 se consolidase como el mejor nadador de todos los tiempos. Llegó a decir que se marchaba. Pero el sueño olímpico fue más fuerte. Ha vuelto. En apenas unos meses recuperó sus dietas imposibles, con 12.000 calorías diarias, y los entrenamientos propios de u na leyenda. Su meta era llegar a Río, su reto acrecentar su palmarés.

Pero Phelps ya no es ahora el número uno. Hasta cinco atletas han nadado más rápido que él en su especialidad, los 200 mariposa, este año. Sus rivales son el húngaro Cseh (1:52.91), los japoneses Seto (1:54.14) y Sakai (1:54.21), el sudafricano Le Clos (1:54.21), y el húngaro Kenderesi (1:54.79).

Belmonte sufre para acceder a las semifinales de los 200 estilos

Mireia Belmonte sufrió lo indecible para acceder a las semifinales de los 200 estilos, tras concluir ayer en decimoquinta posición, la penúltima que daba derecho a pasar de ronda, las series preliminares. Belmonte, que firmó un tiempo de 2:12.58, volvió a dar la misma sensación de cansancio que ya le costó la eliminación en los 400 libre, aunque como ella misma señaló, se encontraba físicamente mucho mejor. «Me he sentido bien. Estaba mucho mejor que el domingo», dijo una Belmonte que tuvo que esperar hasta el último segundo para saber si había logrado la clasificación para las semifinales.

La húngara Katinka Hosszu añadió al récord del mundo que logró en la final de los 400 estilos, el récord olímpico en el doble hectómetro, tras firmar en las preliminares un tiempo de 2:07.45.

Menos fortuna tuvo en su debut en unos Juegos Olímpicos la también española África Zamorano que cayó eliminada en las series, tras concluir la ronda clasificatoria en la vigésimo cuarta posición con un tiempo de 2:14.87.

Además, las nadadoras españolas Melani Costa y Patricia Castro también cayeron eliminadas en las series de los 200 libre tras concluir las rondas clasificatorias en decimonovena y trigésimo cuarta posición, respectivamente. Costa firmó una marca de 1:58.19 y se quedó a 45 centésimas de la clasificación.

El nadador estadounidense Michael Phelps, que el domingo agigantó su leyenda como mejor nadador de todos los tiempos, se tomó ayer un respiro y sólo firmó el quinto mejor tiempo en las preliminares de la prueba de 200 mariposa.

Una circunstancia que permitió tener su momento de gloria al húngaro Tamas Kenderesi, que se impuso en su serie al norteamericano, aunque para ello el magiar tuvo que firmar el mejor crono -1:54.73- de la mañana.

Derrota, que tras ver el buen estado de forma que Phelps mostró en la final del relevo 4x100, no parece que pueda repetirse en las siguiente rondas, aunque para ello el "tiburón" de Baltimore deberá mostrar lo mejor de su repertorio.

Y es que por encima de la anecdótica