El golpe, por el que Laura Gómez tuvo que ser atendida durante el combate, le dejó el ojo morado. Así salió a combatir contra Chitu, pero le pudo su temperamento. «Se me ha ido la cabeza, no he hecho lo que tenía que hacer. He competido con el corazón en vez de con la cabeza. Es algo que me pasa desde pequeña y me ha podido hoy también», explicó. En ese momento, el golpe no era lo que más le preocupaba, sino no haber competido como esperaba. «¿Te duele la nariz?», le preguntaron. «No, me duele el orgullo», respondió la judoca tras la derrota.