La primera expedición del equipo olímpico español despegó ayer «preparada y dispuesta» del aeropuerto de Madrid Barajas rumbo a Río de Janeiro para participar en los Juegos de la XXXI Olimpiada, con «optimismo» y con los mejores deseos de los Reyes de España, que acudieron a despedirlos.

El rey Felipe VI, abanderado en los Juegos de Barcelona 92, deseó «muchos éxitos» a los 320 miembros de la expedición española que volaron a Río, entre los que se encontraban 190 de los 360 deportistas que participarán en la cita olímpica.

«Seréis durante unas semanas la ilusión de toda la sociedad española», afirmó el jefe del Estado en un breve discurso que pronunció en la sala de embarque del aeropuerto madrileño.

Esta primera avanzadilla de 190 hombres y mujeres de diferentes especialidades combinan la experiencia de los más veteranos y el ímpetu e ilusión de los más jóvenes, que encaran su primera cita olímpica y cuyo esfuerzo de toda una vida cobra sentido.

Es la esperanza que ejemplifica Iñaki Villanueva, uno de los jugadores del equipo de rugby a 7 español que participará por primera vez en unos Juegos, que ha visto recompensadas las horas de entrenamiento durante su carrera deportiva. «Ahora mismo mi vida deportiva acaba de tener sentido por haber conseguido la plaza», resaltó un Villanueva que confesó que en el día de ayer no se lo podía creer e incluso le costó conciliar el sueño.

Pero las esperanzas de medalla no son sólo para los más novatos, también son para aquellos que ya saben lo que es triunfar en unos Juegos Olímpicos. Es el caso de la nadadora Mireia Belmonte, doble medallista de plata en Londres 2012, que confía en tener que hacer hueco en sus maletas para traer nuevas preseas: «Hombre, si me traigo alguna, que espero que sí, hay sitio siempre». «La verdad es que gané dos medallas en Londres y es normal que tenga más atención que a lo mejor otros deportistas, pero creo que somos un buen número de deportistas muy buenos y creo que aparte de mí hay muchas otras opciones».