El agua nos reclama. Es llegar el verano y el sol desanima a muchos deportistas a realizar sus habituales ejercicios por culpa del insoportable calor, constante en Alicante en las horas centrales del día. En cambio, las piscinas y las playas están a rebosar. Si queremos combinar ambas aficiones, tenemos una gran cantidad de alternativas, y no todas son tan clásicas como los míticos patinetes de agua (por cierto, su nombre es hidropedales). En el litoral alicantino podemos encontrar una amplia variedad de opciones que pueden añadir un toque moderno al disfrute deportivo acuático.

Las motos de agua, pese al elevado precio de sus alquileres, empiezan a gozar de una cierta popularidad entre los usuarios que ocupan las costas de la provincia, tal y como demuestra el hecho de que localidades como Xàbia hayan tenido que balizar el acceso a algunas de sus cuevas marinas para impedir que estos aparatos o lanchas de mayor tamaño entraran en ellas. Además, Dénia acogió recientemente una prueba del Aquabike World Championship, el campeonato mundial de motos de agua, en la que se registró un hito histórico: los franceses Estelle y Jeremy Poret fueron los primeros hermanos que se proclamaron simultáneamente vencedores en las categorías masculina y femenina.

Si lo que buscamos no es la descarga de adrenalina causada por la velocidad de una moto de agua, sino que preferimos una actividad para una sola persona y que nos proporcione emociones que no hayamos experimentado aún, localidades como Torrevieja, Dénia, Moraira, Altea y Alicante tienen la solución perfecta: el flyboard. Este dispositivo es un remedo del mítico jetpack, que propulsa al usuario a alturas superiores a los dos metros gracias a los potentes chorros de agua a presión que expulsa. Con un poco de práctica se puede llegar a controlar bastante bien el movimiento, creando acrobáticos giros y alternando el tiempo sobre y bajo el agua. Eso sí, es para bolsillos que no teman ahogarse. Una sesión de 20 minutos suele costar entre 70 y 80 euros.

Girando hacia entretenimientos más asequibles, encontramos opciones como los llamados "banana boat trips" (literalmente, viajes en barco-banana). Se trata de un objeto similar a un alargado plátano hinchable donde se montan los usuarios. En la playa del Postiguet se puede ver en ocasiones cómo un grupo de personas, aferradas como pueden a la banana, son arrastradas a toda velocidad por una potente lancha. También hay variantes más tranquilas, no remolcadas.

Buceo

Las opciones para bucear en la provincia alicantina son inacabables. Las claras aguas de buena parte de su litoral ofrecen excepcionales oportunidades para disfrutar del snorkel, tanto con cursos (hay un gran número de empresas que se dedican a este sector) como de forma autodidacta. La cala de la Granadella, en Xàbia, la dels Testos, en Benitatxell, la dels Pinets, en Benissa, la cala Racó, en Calp, la Mascarat en Altea o la illeta dels Banyets en El Campello son algunos de los múltiples espacios marinos de la provincia a los que realizar una escapada pasada por agua.

El submarinismo requiere más equipamiento y, si no se tiene experiencia, es más que recomendable hacerlo acompañado de un profesional.

Sin embargo, su práctica permite descubrir la realidad que subyace bajo las aguas de nuestro Mediterráneo. La mayoría de enclaves mencionados al hablar del snorkel poseen una riqueza submarina que justifica de sobra la inmersión, pero a la lista podemos añadir lugares como Los Arcos, en el Peñón de Ifach (Calp), la playa Portitxol (Xàbia), la cala del Moraig (Benitatxell) o la isla de Tabarca (Alicante). Y si hay un lugar considerado el mejor para el submarinismo de la Costa Blanca, esa es La Llosa, en Benidorm.