La selección polaca se metió por primera vez en su historia en los cuartos de final de una Eurocopa tras superar en los penaltis a una Suiza que mereció mucho más al mostrarse más emprendedora y dominar gran parte del partido, que acabó con empate a uno.

Krychowiak, centrocampista del Sevilla, se encargó de ejecutar el penalti de la victoria, el quinto y último de una tanda en la que los jugadores polacos no fallaron ninguno. Fue una injusta estocada final después de que Granit Shaka, traspasado por el Borussia Monchengladbach alemán al Arsenal inglés, hubiera fallado el único de su equipo enviando el balón fuera, a la grada.