Las eliminatorias de la Eurocopa 2016, con los octavos de final del torneo, comienzan mañana con la sensación de igualdad de la primera fase, pero con dos cuadros de diferente nivel. El más exigente es el camino que avista España, actual campeón, contra todos los favoritos al título.

Italia, el ganador del grupo E, y su imponente sistema defensivo ya se cruzan con la selección española en esta misma ronda, el próximo lunes en el estadio Saint Denis a las 18.00 horas, pero más adelante ya asoman Alemania, Francia o Inglaterra; todos por la misma zona y sólo uno en la final del próximo 10 de julio en París.

Eslovaquia, Irlanda e Islandia, rivales de Alemania, Francia e Inglaterra, respectivamente, en octavos, completan esa parte del cuadro. Por la otra, ocho equipos emparejados en cuatro duelos y, salvo el choque entre la convincente Croacia, que espera a Luka Modric, y la Portugal de Cristiano Ronaldo, aparentemente más facilidad: Suiza-Polonia, Gales-Irlanda del Norte y Hungría-Bélgica.

Una carrera lanzada ya por el éxito. Para algunos, sólo tendrá ese calificativo la conquista del título en Saint Denis, entre ellos España, doble campeón seguido, el equipo que impresionaba en las dos primeras citas, pero que ahora ofrece dudas, las que transmitió en la derrota con Croacia y su consiguiente segunda plaza del cuarteto.

A la vista, el lunes, una indudable prueba de fuego: Italia, con su sentido colectivo del juego, con su casi impenetrable estructura defensiva, con el espíritu de grupo y pertenencia a una idea conseguido por Antonio Conte, que ha recuperado las mejores memorias y las más altas aspiraciones de un equipo campeón de Europa una vez.

Es la repetición de la final de la última Eurocopa -en aquel momento España se impuso con claridad por 4-0 en el estadio Olímpico de Kiev en 2012-, pero la sensación es que ahora el duelo está mucho más equilibrado, con la competitividad, la concentración y la tensión que exigirá a España o Italia su continuidad en el torneo.

La ganadora avanzará a cuartos, donde esperarán Alemania o Eslovaquia, adversarios el domingo en Lille y con todos los pronósticos a favor del combinado germano, uno de los bloques más temibles de la Eurocopa, el actual campeón del mundo, que anhela un triunfo total en su continente desde hace dos décadas, desde 1996.

A su lado del cuadro también están Francia, que, entre el debate sobre su juego o Paul Pogba, aún está invicta, a las puertas de medirse en octavos a Irlanda -el próximo domingo en Lyon-, e Inglaterra, que, aún en busca de estabilidad en los resultados -un triunfo y dos empates hasta ahora- juega el lunes con Islandia, la revelación de un torneo en el que ha sido segunda de su grupo.

De esos ocho equipos, sólo uno estará en la final de París; de los otros ocho (Suiza, Polonia, Gales, Irlanda del Norte, Croacia, Portugal, Hungría y Bélgica) habrá otro en el partido definitivo del próximo 10 de julio, con Cristiano Ronaldo, salvador el miércoles del pase de su selección con dos goles, en el foco individual.

A él se encomienda Portugal, incapaz de ganar un solo partido durante toda la primera fase, al borde de la eliminación en algún momento de su 3-3 frente a Hungría en la última jornada, y con un rival con mayúsculas en octavos de final: Croacia. No tiene tanto nombre como otras, pero ha propuesto buen fútbol y mucha ambición.