El duelo de la Eurocopa de Francia entre República Checa y Croacia en Saint-Étienne se vio suspendido alrededor de 10 minutos por el lanzamiento al césped de una decena de bengalas desde la grada de aficionados croatas cuando el encuentro afrontaba su recta final, últimos minutos en los que Croacia cedió el empate definitivo (2-2).

La cita continental en suelo francés vivió un nuevo capítulo triste por el compartimiento sancionable de las aficiones. A los disturbios en las calles de Marsella y Lille, principalmente, y peleas en las gradas, con amenazas de sanciones en especial para Inglaterra y Rusia, el Stade Geoffroy Guichard vivió la irrupción de las bengalas. Los rusos las habían mostrado ya en las gradas.

En el minuto 85 más de 10 artefactos fueron arrojados de manera simultánea dentro del terreno de juego, en el córner checo. Incluso un potente petardo explotó cerca de uno de los voluntarios que recogían las bengalas. El colegiado Mark Clattenburg suspendió el encuentro durante 10 minutos hasta que se limpió el terreno de juego.

Los jugadores croatas, con su capitán Darijo Srna, Ivan Rakitic y Mandukic a la cabeza, mostraron su rechazo hacia la grada, aficionados que llegaron a las manos entre ellos. El duelo se reanudó con la desgracia croata, ya que República Checa hizo el empate desde el punto de penalti instantes después.

Croacia fue sancionada con un punto y dos partidos a puerta cerrada en la fase de clasificación para la Eurocopa cuando hace un año apareció una esvástica en el césped del estadio de Split, en el encuentro ante Francia el 12 de junio. Del mismo modo que en su estreno contra España, los checos se armaron atrás con el objetivo claro de mantener su meta a cero, concediendo el peso de la posesión a un contrincante que se sintió bastante cómodo. Los hombres de Pavel Vrba no mostraron peligro, centrados solamente en su retaguardia, y parecieron conformarse con el empate inicial.