Rubén Plaza aterrizó ayer por la tarde en Holanda para someterse a los controles médicos previos al Giro de Italia 2016 que arranca el viernes en Alpeldoorn, con una contrarreloj individual de 9,8 kilómetros. Cuatro etapas de gran desnivel, siete de media montaña y otras siete para velocistas completan los 3.383 kilómetros que separan la ciudad holandesa de Torino. La maglia rosa está en juego.

A sus 36 años, en la que es su decimosexta temporada en activo, la primera en el Orica-GreenEDGE australiano, Rubén Plaza debutará en la carrera italiana. En su palmarés hay triunfos de etapas en el Tour y la Vuelta, y le falta en el Giro para completar el círculo. «Afronto la carrera con la ilusión de un juvenil», comentaba ayer el alicantino mientras preparaba su equipaje antes de partir hacia el país de los tulipanes. «Cuando uno tiene una edad es bueno contar con nuevos alicientes y competir en el Giro los tiene, y muchos. Me han dicho que es un prueba dura y con mucha afición en las cunetas y me apetece mucho dejarme ver en ella», dice.

Plaza ha sido elegido por su nuevo equipo para escoltar a Esteban Chaves en Italia. En su carrera, ha disputado cinco ediciones del Tour de Francia, 10º en 2010, y cuatro de la Vuelta a España, quinto en 2005. Esa experiencia la pondrá al servicio del colombiano, después de recuperar su mejor nivel el año pasado, vencedor en Gap, en la ronda francesa, y en La Cercedilla, en la española. «En principio esa es la idea del equipo y voy a estar centrado en estar al lado de mi líder. Pero, en tres semanas de carrera, todo puede suceder y lo importante es estar bien para aprovechar alguna oportunidad. Hay jornadas para intentarlo, aunque inicialmente mi tarea no es otra que la de arropar a Chaves, que ya demostró en la última Vuelta a España que puede ganar una grande». Plaza ha corrido en este inicio de temporada en dos clásicas en Italia en marzo, y disputó después la Volta a Catalunya y la Vuelta al País Vasco antes de conocer el embrujo rosa del Giro. Un inicio competitivo tardío, pero que le viene bien, pues se operó de un forúnculo el pasado mes de noviembre. «En las tres últimas semanas he estado trabajando duro en Sierra Nevada. He conseguido la forma que deseaba y, a partir de ahora, a darle a los pedales», comenta.

En su libro de ruta destaca, por encima de todo, la «tappone» de Corvara Val Badia (14ª). «Es durísima por el desnivel, por sus rampas y por la altura. Una vez que coronas Pordoi ya prácticamente no bajas de 1500 metros en todo el día. Son 210 kilómetros, y a las alturas que estaremos de Giro se puede hacer extremadamente dura». A Plaza se le nota ilusionado, «como si fuera un juvenil» del Club Ciclista Ibense, y con mucha energía en las piernas.