N0 es raro encontrarse en un campo de fútbol a padres que están convencidos de que sus hijos serán algún día Messi o Cristiano. Cualquier falta de algún rival, un fallo en alguna acción o una mala decisión del árbitro encuentra eco en este tipo de personas en forma de gritos, insultos y menosprecios. Aunque cada vez más los organismos federativos castigan de forma más severa este tipo de acciones en categorías profesionales, lo cierto es que en partidos de benjamines o alevines los niños no escuchan únicamente aplausos desde la grada. Aunque en más de una ocasión han sido los propios padres los que tratan de frenar estas actitudes, en muchas otras no hay quien frene sus impulsos y lo que debería ser un deporte para divertirse los niños se llega a convertir en un calvario.

José Mayans, entrenador del Atlético San Blas, llegó a subirse a la grada el pasado durante el partido que le enfrentó al Playas de Alicante tras ver cómo un niño lloraba amargado en el banquillo tras ser insultado. «No me lo pensé dos veces, o los autores de los insultos abandonaban el campo o el partido se suspendía», señaló Mayans después de protagonizar una acción que le ha llevado a recibir multitud de felicitaciones de diversos sectores del fútbol.

Cristian Vergara, exjugador del Eldense, entrena a un equipo benjamín del Elda Industrial y asegura que a él también le insultaron cuando era un niño: «Esas cosas no salen de un niño, vienen de lo que viven en casa, de lo que escuchan a sus padres», y añade en ese sentido: «No deben permitirse los insultos a los niños, y si se producen se les debería invitar a marcharse de los campos de fútbol», afirma.

Vergara ha estado en las categorías inferiores del Barcelona, Villarreal t Albacete, y sostiene que «en las grandes canteras de fútbol no suceden actos así porque tienen su propio guardia de seguridad que se encarga de expulsarlos. Pero en los equipos modestos no se puede tener un vigilante porque eso vale dinero y no se puede pagar».

El exfutbolista azulgrana concluye señalando que le parece «genial» que se intenten eliminar los insultos: «Podría ser el árbitro el que parara el partido y exigiera la expulsión de quienes insultan para poder reanudar el juego, porque es de locos lo que sucede en el fútbol alevín y benjamín, y cuando esos niños son mayores ya ni te cuento», sentencia.

Por su parte, Fran Moya, entrenador del equipo benjamín del Idella de Elda, asegura que acabar con los insultos «es complicado porque hay que concienciar a los responsables de los niños, ya que suelen ser los padres quienes más insultan y eso se debe atajar cuanto antes».

M0ya destaca que la educación a los niños debe partir desde los propios clubes: «En el Idella enseñamos valores y a jugar bien al fútbol respetando a los rivales».

También recuerda que «estando entrenando a un equipo del Eldense nos insultaron, y les dije que debían tener más educación, ya que se cebaron con un niño de color que teníamos en el equipo y que ahora practica atletismo», sentencia.

Por su parte, José Antonio Palomino, coordinador de la cantera del Hércules, quiso felicitar al José Mayans por su acto, «por su saber estar». «Los entrenadores somos educadores en potencia, tenemos una responsabilidad. Hay que exigir que los entrenadores tengan preparación. Inculcar valores deportivos pero sobre todo humanos. Comportamiento, motivación, puntualidad, respeto al contrario, ser compañero...». « Todos los valores que nos hacen ser mejores tienen que ser inculcados desde la base. Los padres tienen que remar en la misma dirección del club y los entrenadores dar ejemplo a sus jugadores», señala Palomino.

Juanmi Sancho (coordinador fútbol base del Alcoyano, fue rotundo: «Si los partidos se jugaran sin padres en la grada existirían menos problemas. Siento decirlo, pero es así. Los niños disfrutarían mucho más».

Santi Yago (entrenador fútbol base de Ibi), afirma que sorprende la reacción del entrenador del San Blas, «aunque debería ser lo normal». «Los entrenadores de fútbol base estamos más en la función de educar que otra cosa y hay que actuar e intentar corregir este tipo de situaciones».