Cuando se habla de deporte urbano, es difícil que ninguno venga a nuestra cabeza más rápido que el baloncesto 3x3. Esta modalidad de juego, vertiginosa y rápida, con reglas más permisivas y tremendamente espectacular si los jugadores son hábiles, bebe directamente de la tradición norteamericana, país en el que en lugares como Harlem, donde las drogas y la violencia marcaron durante mucho tiempo la ley de la calle, el baloncesto solía ser la salida que muchas personas encontraron para hacer su vida más soportable.

Del playground estadounidense surgieron leyendas como Raymond Lewis, Joe Hammond, Lloyd Daniels y, sobre todo, Earl «The goat» Manigault. De este último Kareem Abdul-Jabbar, el mítico jugador de la NBA, declaró que era el mejor jugador al que se había enfrentado. Su apodo era el acrónimo de «Greatest Of All Time» (el mejor de todos los tiempos). También Julius Erwing, miembro del Hall of Fame de la NBA y apodado Doctor J, jugó en las canchas de Harlem. Muchos de estos nombres tuvieron en común que rechazaron jugar a nivel profesional, que pasaron por graves problemas con las drogas y que sufrieron un considerable declive a una edad aún temprana.

El baloncesto 3x3 presenta varias diferencias básicas con el tradicional. Como su nombre indica, cada equipo consta únicamente de 3 jugadores en pista. Se juega con un único aro y ambos equipos alternan ataque y defensa. Las canastas normales y los tiros libres valen un punto, y los triples, dos. Aunque la FIBA tiene una rama que ha reglado esta modalidad, su forma genuina se juega en parques y canchas de barrio, entre gente de la calle. Allí las reglas son más permisivas y los quiebros, fintas y muestras de habilidad en el control del balón son una constante, siempre buscando la espectacularidad y cuidando que reine siempre un buen ambiente.

Cigarreras

El Centro Cultural Las Cigarreras acogió el pasado sábado un torneo de basket 3x3 enmarcada en la octava edición del festival Eat my soul, la semana de la música negra que ha incluido eventos de gastronomía, arte urbano o talleres.

No obstante, un jugador aficionado a este deporte no necesita ningún tipo de organización. De hecho, es tremendamente habitual acudir en solitario o con algún amigo a las canchas del Tossal o la Ciudad Deportiva para jugar con y contra personas que han hecho exactamente lo mismo. Al fin y al cabo, se trata, principalmente, de disfrutar del baloncesto.