El paréntesis entre la conclusión de la pista cubierta y el inicio del aire libre llega a su fin. El atletismo está a punto de retomar su actividad. Y en este caso, no es una reanudación cualquiera. Es una reaparición coincidente con la cuenta atras hacia los Juegos Olímpicos de Rio 2016. Para dos atletas alicantinos, ambos saltadores de longitud y componentes del Proyecto FER, los proximos tres meses se presentan decisivos. Eusebio Cáceres espera conseguir el ansiado pasaporte cuanto antes, mientras que Mar Jover, ya con la marca mínima en el bolsillo, busca quitarse la espina del Mundial de Pekín y cuajar una buena actuación en su primera cita olímpica.

A la fuerza, Eusebio Cáceres ha tenido que fortalecer actitudes como la paciencia y la resignación. Una extensa lista de contratiempos físicos en momentos especialmente sensibles le ha impedido brillar o, incluso, comparecer en grandes competiciones, pero le han ayudado a ser más duro mentalmente, a no desfallecer, a alimentar su optimismo, a ver el lado positivo de las experiencias. No hay mal que cien años dure, piensa el saltador de Onil, de 25 años, que dará por bien empleados todos estos sinsabores si el próximo mes de agosto cumple su sueño de participar en los Juegos de Rio. El deportista FER solo aspira a que la salud le respete, a que el éxito o la decepción lo establezcan su talento, a que su velocidad y sus piernas estén libres de condicionantes externos y nocivos. A pocos meses de la mágica cita, y con la mínima olímpica todavía por conseguir, Eusebio afirma sentirse como en sus tiempos de junior.

El atleta alicantino tuvo que recurrir al doctor Guillén. «En los resultados de las pruebas y resonancias que se me habían practicado en los últimos meses, aparecía que se trataba de un edema óseo. Pero una mayor investigación por parte del doctor Guillén reveló que el motivo de la molestia era una dolencia en el ligamento del tobillo izquierdo, lo cual me propiciaba unas molestias crónicas. Me tranquilizó, me dijo que haría todo lo posible para que pudiera llegar a los Juegos de Rio», señaló el saltador.

Cáceres confía en hacer lo antes posible marca mínima de 8,15. «Yo siempre digo lo mismo. Si lo hago bien o lo hago mal, que sea por mí mismo. Solo quiero estar bien. Solo quiero que la salud me respete y que las lesiones y los dolores me dejen tranquilo. Si no vuelvo a recaer, estoy convencido de que en mayo o junio lograré la mínima olímpica. Y si no, en el Europeo de Amsterdam de julio, que será un muy buen test».

Por su parte Mar desde bien pequeña, era una amante del deporte. De hecho, en un principio compaginaba el fútbol, otra de sus grandes pasiones, con el atletismo. Pero un día tuvo que elegir y se decantó por el atletismo. Una especialidad que, como ella mismo admite, se lo ha dado todo en la vida y también le ha inculcado muchos valores que pone en práctica en su vertiente más personal.

«Un valor que destacaría es la empatía que establecemos con las rivales. Esto en las pistas se refleja mucho. Yo no tengo rival, mi rival soy yo misma», afirma.