El Torrevieja sufrió un gran varapalo que quizá fue demasiado excesivo en cuanto a lo abultado del marcador, pero lo cierto es que el Torre Levante se mereció la victoria y nunca dio opciones al conjunto de Pedreño.

Los torrevejenses saltaron al campo muy mermados, pero en especial por ambas bandas. Ni pudo ser titular Higón, un estilete por la derecha, ni el habitual lateral izquierdo, Luis Carlos, que también acostumbra, desde posiciones más retrasadas, subir por su carril.

Ante la falta de profundidad por los costados, los salineros acumularon demasiados pases y futbolistas en la zona ancha, teniendo que bajar a recibir de espaldas los hombres de ataque, pero siempre en posición favorable para que los zagueros visitantes repelieran la jugada. No se había cumplido el primer minuto cuando una presión visitante dio sus frutos y llegó el primer tanto.

El equipo valenciano continuó siendo muy sólido, y el Torrevieja apenas pudo generar peligro una internada en la que Prieto dejó constancia de su calidad, cediendo a Rafa Gómez, que sólo ante el marco rival estrelló el cuero en el cancerbero Paco. Fue sin duda la mejor opción torrevejense en una tarde muy espesa para el equipo dirigido por Antonio Pedreño.

En la segunda mitad, el equipo de la Vega Baja arriesgó sacando a Higón, que no estaba a tope, pero se encontró con una pena máxima en contra cometida por Quintero que prácticamente supuso la sentencia.

Cuando el partido apenas ofrecía ya nada noticiable, en un abrir y cerrar los ojos llegaron el tercero y el cuarto ante una parroquia local que no daba crédito a lo que presenciaba. El que cerraba la contienda, de Marcos Cosme de espuela, emulando al fallecido Cruyff en uno de sus más célebres remates, estuvo a punto de no ser el último, ya que hubo un quinto que no subió al marcador por decretarse fuera de juego.