La misma mesa reunía jornada tras jornada en las concentraciones, a Charly Rexach, Johan Neeskens, Johan Cruyff y a mí. Y esos ratos dieron para mucho. Forjé una buena relación con Johan, sólo enturbiada en los momentos finales cuando tomó parte por el entrenador, Rinus Michels, en el contencioso que mantuve con este último. Pero aquello no tardamos en olvidarlo. De hecho, estuve muchas veces con el «Flaco» cuando entrenaba al Barça y siempre me reservó espacio y tiempo para charlar de fútbol. Junto a él jugué cinco inolvidables años, lo suficiente para poder decir claro que su gran ingenio y su escuela del Ajax sirvieron para cambiar la fisonomía de un Barça que ahora disfruta de su estilo. Diseñó el fútbol que hoy vemos en el Camp Nou. Y eso solo es capaz de hacerlo un genio. Yo aprendí de él porque fue uno de los mejores. Y de los mejores siempre se aprende.