El Atlético de Madrid encara esta noche uno de los partidos más transcendentales de la temporada, noventa minutos o más a todo o nada en la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones contra el PSV Eindhoven, el goleador Luuk de Jong y el riesgo que supone el 0-0 del encuentro de ida en Holanda.

Un encuentro decisivo para el conjunto madrileño, que avista su clasificación para los cuartos de final del torneo por tercer año consecutivo y que apela a su firmeza, al imponente ambiente del Vicente Calderón, que apunta al lleno, y a su versión más goleadora del curso, nueve goles en tres choques, para superar esta ronda.

Ahí enfoca el Atlético, en uno de sus tramos más convincentes de la temporada, con cuatro victorias consecutivas y seis duelos seguidos sin perder, en los que ha marcado diez tantos y sólo ha recibido uno; dos aspectos esenciales este martes para el equipo rojiblanco, después del empate a cero en el estadio Philips.

Necesita gol para avanzar a la siguiente fase, como también es casi básico no recibir ninguno en su portería, porque cualquier igualada con tantos en el marcador limita sus combinaciones de clasificación al triunfo, el único resultado que se imagina el Atlético, mejor que su rival en todos los aspectos sobre el papel.

Por competitividad, por plantilla, por fútbol, por físico, por potencial y en la portería, en la defensa, en el centro del campo y en el ataque. En cada cualidad y en cada sector del terreno de juego, el Atlético es el favorito, pero con matices, los que oponen el PSV y algunos de sus nombres: Davy Propper, Marco Van Ginkel, Luciano Narsingh y, principalmente, su goleador Luuk de Jong.

El equipo holandés no es el mismo con él. No sólo en el remate -el atacante ha logrado 25 goles en 35 duelos oficiales de este curso, el último este sábado contra el Heerenveen (1-1) en el estadio Philips, sino también en sus transiciones.

Es su referencia ofensiva y siempre genera peligro.