Kike Alcázar (Valencia, 1982) se estrena esta temporada como presidente del Olímpic de Xàtiva después de haber colgado las botas la pasada campaña en el club de La Murta. Como central setabense se midió ocho veces al Eldense: «El domingo debemos ganarle para salir del descenso», afirma. Además, el lunes comenzó a entrenar el nuevo técnico, Raúl Garrido, ex del Huracán.

Alcázar considera que la diferencia entre presidente y jugador es «abismal, como de la tierra al cielo. El futbolista suele ser egoísta. Te preocupas de ti, de entrenar, jugar, cuidarte y de cobrar». Sin embargo, de presidente «tienes que dar de comer a muchas familias. Eres la cabeza visible y empiezas a saber que organizar un partido no es una charanga».

Llegó a la presidencia «porque soy un poco raro, un romántico del fútbol. Me guío por proyectos o por amor. Era algo que debía devolver a la afición por lo que me había dado». Sostiene que cuando llegó a la presidencia, tras la etapa de Alfonso Rus, «el club estaba cerca del descenso o de la desaparición. No había nada. No dejaron información económica, ni se sabía los gastos e ingresos», afirma.

El Olímpic, al igual que le sucede al Eldense, «no tenía escuela de fútbol. No había niños. Tampoco sede social, ni socios. Para comenzar a trabajar creamos varios departamentos básicos».

El presidente afirma que «el presupuesto del Olímpic es de 350.000 euros, más otros 100.000 euros para el fútbol base, y hemos creado el Olímpic B, de Segunda Regional, donde a veces juego».