«Rodearme de buena gente me salvó la vida». Edurne Pasaban recordó los momentos que vivió en el Kangchenjunga donde llegó a pensar que se quedaba en la montaña. «Dejarme aquí que es el final», llegó a pronunciar la montañera vasca en 2009 a sus compañeros de expedición en pleno descenso. «No podía gatear, pero entre todos me llevaron al campamento, no me dejaron tirada», señaló ayer en el Club INFORMACIÓN donde dio una conferencia de la mano de la Cátedra Pedro Ferrándiz. La montañista, primera mujer en escalar los 14 ochomiles del planeta, dio una auténtica lección de vida trazando un paralelismo entre el ascenso a una montaña y la consecución de los objetivos, dejando claro que en la vida resulta fundamental «rodearse de buena gente».

En sus diez años escalando los ochomiles ha perdido a 14 amigos «muy cercanos», aunque asegura que «si volviera a nacer otra vez haría exactamente lo mismo». Edurne enfatizó además la importancia de la motivación. «No es fácil pero hay que encontrarla en las cosas pequeñas, es clave para poder avanzar en la vida», señaló la deportista que ha perdido dos dedos del pie en una de sus expediciones.

Recordó además que en 2006 atravesó por una dura depresión por la que tuvo que ser ingresada y que pudo cambiar su carrera. «En ese momento recibí una llamada de Asier, mi primo, que me ha acompañado desde que tenía 14 años, y me dijo: Lo mejor para que salgas de esto es que volvamos al Himalaya», relató Edurne, que cumplió al pie de la letra el consejo de su primo y comenzó a preparar una nueva expedición. «Fue cuando me marqué el objetivo de acabar los 14 ochomiles. Sabía que esa era mi vida y tenía que seguir hasta el final», relató la deportista de Tolosa en un acto que prácticamente llenó el club INFORMACIÓN.

Recordó sus inicios en la montaña cuando tan sólo tenía 14 años «porque vi que allí arriba la decisiones las tomaba yo». Edurne se apuntó a un curso de escalada y en el año 98 tuvo su primera oportunidad de ir al Himalaya. Posteriormente se atrevió con el Everest con un grupo de italianos y tras dos intentos pudo coronar su primer ochomil. «En la vida, como para escalar montañas, debes tener ambición, afán de superación, hambre de éxito y pasión», explicó Edurne en una conferencia cargada de verdaderas lecciones vitales.