En la Costa Blanca, y posiblemente en España, la comunicación real de qué es el golf no ha estado a la altura. No se ha sabido explicar debidamente (o no se ha querido escuchar) que los campos de golf, salvo excepciones, son respetuosos con el medio ambiente y la biodiversidad, aportan calidad paisajística, valorizan terrenos baldíos y consumen agua residual depurada con tratamiento terciario. Las 60 hectáreas de superficie que aproximadamente ocupa un campo de golf consumen menos caudales hídricos que indénticas superficies de cultivos agrarios, a la vez que ocupan a mayor número de empleados fijos y tienen un menor consumo de productos fitosanitarios.

La Costa Blanca dispone de 19 campos, en óptimas condiciones para practicar casi los 365 días del año, además cuenta con óptimas conexiones (aeropuerto con comunicación directa con las principales capitales europeas, autopistas y el AVE con Madrid).

Las instalaciones de los campos de golf generan un importante número de empleos fijos e indirectos, son unidades de negocio de desestacionalización y con una ocupación de media y larga estancia de turistas de alto poder adquisitivo.

Sinergias: el gasto que realiza un consumidor de media y larga estancia repercute en el alquiler de coche o taxi, alojamiento, restauración y cesta de la compra, lo que da un importe superior al gasto del producto golf en el propio campo.

Segmento consumidor: a nivel local, los campos de golf de la Costa Blanca superan en número de federados a los demás de la Comunidad Valenciana, incluyen usuarios locales y extranjeros residentes en la zona.