El Betis se llevó un merecido punto del Madrigal, que pudieron ser tres de estar más acertado en ataque. Los castellonenses se mostraron como un equipo que está muy lejos del que era hace un mes, por lo que sólo con jugadas aisladas y la calidad de sus jugadores fueron capaces de generar peligro. Así el dominio del juego y del balón fue del equipo visitante, que sumó su sexta jornada sin marcar, en esta ocasión ante un Villarreal que nunca estuvo cómodo en el campo y desperdició la ocasión de auparse provisionalmente a la segunda plaza de la tabla empatado a puntos con el Barcelona.

Los locales ya ganaron la última jornada al Sporting, sin ser mejores que su rival, sobre todo en una segunda parte de ese partido, en la que el dominio fue de los asturianos. Una segunda parte que fue un calco de lo que sucedió en los primeros 45 minutos del partido contra el Betis, donde los andaluces, como los asturianos, manejaron el balón y el partido.

Y eso que a los dos minutos la tuvo Soldado, quien mano a mano con el portero, mandaba al palo la ocasión más clara. Parecía un partido que los de Marcelino podían dominar con facilidad. Pero ni mucho menos fue así, ya que tras los primeros 10 minutos de dominio local, el equipo castellonense se diluyó en el campo.

Pasaba el Betis a tener la pelota, a rondar el área y a llegar con peligro; sobre todo con Rubén Castro. Al cuarto de hora la tuvo Castro, quien ante Areola no pudo sentenciar y después veía como el portero golpeaba en su pie, lo que podía haberse señalado como pena máxima.

Un penalti no muy aparatoso, como el que también parece hizo Vargas, que despejó con una zamorana dentro del área del Betis un disparo de Mario. Así, mientras que el Betis crecía y tocaba, el Villarreal sólo llegaba con balones aislados y contras aceleradas, la tónica de todo el partido.