Cristiano Ronaldo, que irrumpió en el momento más crítico para su equipo, firmó una tregua en plena agitación en el Real Madrid, que superó a duras penas a la Real Sociedad en medio de un ambiente tenso y un entrenador, Rafael Benítez, cada vez más en entredicho.

Los golpes de talento del astro portugués, no obstante, ni fulminan las dudas ni calman el ambiente. El Madrid no mejoró y la insatisfacción de su hinchada es evidente. El plantel, cuerpo técnico incluido, reclama un golpe de timón. Un cambio brusco para un bloque sin rumbo.

En el cierre de un 2015 para olvidar, de un año que contempló el declive blanco después de un 2014 cargado de éxitos y que dejó al equipo sin títulos y con un palpable deterioro en su imagen (eliminación de la Copa por alineación indebida, el fichaje de De Gea...), el cuadro blanco fue incapaz de cambiar la insatisfacción de la afición.

La «campaña» denunciada por Benítez, puesto en cuestión y silbado notablemente en los prolegómenos, no caló. Nadie vio los fantasmas a los que el técnico se refería. Solo contempló a un equipo perdido sobre el césped, sin rumbo y sin ideas superado en momentos por su rival. A la línea argumental expuesta en la sala de prensa por Benítez le faltó, sobre todo, autocrítica. Pero ni así, en esa huida hacia adelante, logró la comprensión de la grada ni la sintonía de los jugadores, que ofrecieron otra pobre imagen sobre el césped. Su periplo en la nave blanca parece tener fecha de caducidad.

Las buenas intenciones apenas parecieron durar 10 minutos. Los del arranque. Los que el Madrid puso a prueba al meta argentino y en los que tuvo tres claras ocasiones de gol desarboladas por el portero. No dio síntomas de mejoría el cuadro de Benítez. Ni dio sensación de poder avanzar en su aspecto en un futuro próximo. Aún así, pudo contar con una ventaja favorable al principio. Con un disparo de Benzema y un contraataque mal acabado por Cristiano.

Poco necesitaba el conjunto blanco para embotellar a la Real , un rival amenazado por el descenso. A solo dos puntos de la terna que mira hacia Segunda y que con Eusebio como nuevo técnico solo ha ganado dos partidos de siete.

Aun así, apenas sufrió el conjunto vasco. Castigado, además, con dos penaltis en contra y dos lesiones en la primera mitad. La de su goleador -12 de los 17 tantos de su equipo-, Agirretxe, que duró un cuarto de hora, y la de Canales, que sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla.

Incapaz de generar peligro por sí mismo el Madrid tuvo sus opciones en dos penaltis. Falló el primero Cristiano. Lanzó a las nubes y el público no lo perdonó. La pitada fue mayúscula. No se equivocó en el siguiente. Si el primer penalti fue protestado, por un presumible empujón a Benzema, este no dejó de serlo por mano de Yuri.

El gol sosegó el ambiente, pero la incertidumbre volvió en el arranque de la segunda parte con el gran gol del empate de Bruma al filo del minuto 5 . El gol espoleó a la Real, que vio el estado terminal de su adversario, y agitó a una grada con la paciencia agotada. Keylor salvó el 1-2 en un mano a mano con Bruma y Cristiano devolvió algo de paz con el 2-1. Sólo el tanto final de Lucas Vázquez dio tranquilidad a este equipo desnortado.