Un zurdazo incontestable del francés Antoine Griezmann marcó la diferencia entre el Atlético de Madrid y el Athletic Club, situó al conjunto madrileño a la altura del Barcelona en la cima de la clasificación y frustró a un buen equipo bilbaíno, que hizo méritos suficientes para no salir derrotado.

El Atlético tiene un tesoro con el internacional galo, un futbolista que gana partidos, como el de ayer, cuando su equipo sentía que se le iban dos puntos entre los apuros para atacar y defender que le generaba el Athletic, al que levantó un 0-1 de Laporte con un cabezazo de Saúl y el decisivo golazo de Griezmann.

El Athletic golpeó un par de veces, ambas en el minuto 26. La primera un precioso control y vaselina de Aritz Aduriz la solventó con apuros el esloveno Jan Oblak rumbo al saque de esquina. En el córner posterior, un buen lanzamiento, un toque en el primer palo y el remate en el segundo de Aymeric Laporte sumaron el 0-1.

Ya había cambiado minutos antes, en el 20, el argentino Diego Simeone su plan inicial desde el 4-4-2. Volvió entonces de nuevo al 4-3-3 de los últimos encuentros, de principio sin efecto en el ritmo que proponía el Athletic y sobre el que se desarrollaba el duelo hasta los instantes finales del primer tiempo, hasta el 1-1.

No había rematado entre los tres palos el conjunto madrileño desde el minuto 18, un gol bien anulado por fuera de juego al argentino Luciano Vietto, hasta el borde del descanso, primero con una volea del belga Yannick Carrasco y después, en el saque de esquina inmediato, con el empate. La puso Koke, cabeceó Saúl .

No dio tiempo ni siquiera a poner de nuevo el balón en juego tras el 1-1 del centrocampista, ya el segundo máximo goleador del Atlético en esta temporada con cuatro tantos, sólo superado por el francés Antoine Griezmann. De estrategia, con un nuevo testarazo de Saúl al primer palo, idéntico al de hace semana y media en Reus. Al contrario de lo que podría presuponer el 1-1, el Athletic reanudó el encuentro con convicción, decidido a agitar el marcador, inamovible por dos apariciones de Oblak. La primera a un centro de Boveda; la segunda en un duelo individual con Aduriz, al que adivinó la intención de su tiro.

El partido fue del conjunto bilbaíno hasta que irrumpió Griezmann. No había tenido protagonismo en todo el choque... hasta el minuto 66, hasta que marcó la diferencia en un balón suelto al borde del área, con un zurdazo imparable, que vale tres puntos sufridos y la cima compartida con el Barcelona.