La exquisitez de Andrés Iniesta, el estado de gracia de Sergio Busquets, la puesta en escena de Sergi Roberto y el carácter insaciable de la pareja Neymar&Suárez son los elementos de la nueva masterclass del Barcelona en el 0-4 firmado ante el Real Madrid, frente a un rival que dejó señalado y con las miradas puestas en el banquillo y en el palco.

Y todo ello sin prácticamente la presencia de Leo Messi, que salió con el partido ya resuelto (0-3) y acumuló minutos en su primer partido después de la lesión sufrida el 26 de septiembre.

Fue un partido de detalles que el Barça manejó a su antojo. Frente a un rival con dudas, tiraron los azulgranas de manual y ofrecieron una magnífica lección de fútbol con pausa y aceleración, con nuevos recursos y una sensación de que está en disposición, cuanto menos, de optar al triplete firmado el curso pasado.

En dos segundos, lo que tardó Sergio Busquets en pisar el balón para dejó pasar de largo a Gareth Bale se dibujó las intenciones de unos y de otros.

Un Barça exquisito desde su colocación. Luis Enrique dejó en el banquillo a Messi y sabía que la clave estaría en la superioridad en el centro del campo, pero también en frenar la única vía libre que podría tener el Real Madrid: el desequilibrio por la banda izquierda con Marcelo.

Y allí puso a Sergi Roberto para ayudar a Alves. Entre los dos no dieron tregua al madridista, como tampoco a Cristiano Ronaldo, cuando se movía por aquella zona.

La historia de Sergi Roberto sirve para explicar la reconstrucción del Barça. Este canterano, un centrocampista exquisito llamado a ocupar el espacio de los más grandes, frenó su progresión en cuanto subió al primer equipo.

Lo que antes era calidad, ahora eran dudas. Perdida la confianza, desperdiciaba los minutos que tenía, hasta que Luis Enrique tomó una decisión. Al término de la pasada temporada se reunió con el jugador y le informó de que en el futuro se convertiría en el recambio de Alves por la derecha, una solución de emergencia ante la falta de efectivos en esa zona.

Y así empezó a jugar en la pretemporada. Hasta que llegó el partido de San Mamés y la lesión de Alves. Apareció Sergi Roberto y transformó las dudas en confianza, recuperó esa calidad que tiene y empezó a crecer.

Su crecimiento no tiene límites, ha sido determinante en unos cuantos partidos y en su primer clásico como titular. Una aceleración de Sergi Roberto y una asistencia abrieron el marcador.

Ya no juega como lateral, sino como interior, su puesto. Ahora no suple a Alves sino que ha aprovechado la confianza y esa falta de efectivos: ahora la lesión de Rafinha, ahora la de Rakitic.

Sergi Roberto y Luis Suárez son los que aparecen en la parte final del 0-1, pero la jugada de ese tanto es otro buen resumen de lo que se vio en el Bernabéu. En total 38 toques, participó todo el equipo, y duró 104 segundos.

Sergio Busquets fue de los que más tocó el balón, en esa acción, y durante todo el partido. El centrocampista de Badia está en el mejor momento de su carrera deportiva. Equilibra el juego atrás y le da amplitud al juego en ataque.

Busquets, que nunca ha estado en las listas del Balón de Oro, demostró que su trabajo es impagable y repleto de intangibles, esas acciones invisibles en las estadísticas, algo a lo que no se resisten con Andrés Iniesta.

Como en su día pasó con Ronaldinho, el manchego también salió aplaudido del Bernabéu. Iniesta firmó un partido espectacular en la dirección de juego. Él puso la aceleración, la clase y fue decisivo para la suerte del partido.

Iniesta asistió a Neymar en el 0-2 y marcó el 0-3. ¿Saben cuánto hace que no marcaba? 608 días. ¿Recuerdan cuál fue la última vez? El 23 de marzo de 2014. ¿Y en qué escenario? Exactamente fue en el Bernabéu. Iniesta parece guardarse celosamente sus pocos goles para ocasiones especiales. Es el hombre de la final del Mundial de 2010 y de aquel gol de Stamford Bridge ante el Chelsea.

La magnífica actuación coral del Barça incluye el gran partido del chileno Claudio Bravo, que dejó la portería a cero con grandes intervenciones de mérito, de la pareja de laterales (Alves y Alba), de Ivan Rakitic en la medular y del central Piqué, que no se descompuso a pesar de los pitos que escuchó después de tocar cada balón e incluso buscó con ahínco el 0-5 en los minutos finales.

Pero sobre todo, este Barça sin Messi se entiende a partir del magnífico momento de forma de la pareja Neymar Jr. y Luis Suárez. Desde que se lesionó Leo (26 septiembre) y hasta que ha vuelto (21 noviembre), ellos han llevado el peso de las operaciones.

En este periodo el equipo ha marcado 27 goles en todas las competiciones, de los cuales 12 han sido obra de Suárez y 11 de Neymar, entre los dos han hecho más llevadera para todos la baja de Messi, que ha vuelto sin las urgencias de otras veces, con el equipo líder destacado en la clasificación en la Liga y a un paso de los octavos de la Champions.

Visión desde Catar

El excapitán del Barcelona, Xavi Hernández, dijo ayer que el equipo catalán podría haber ganado el sábado al Real Madrid por un resultado mayor que el 0-4 final o incluso que «una manita -cinco goles-» debido al gran número de ocasiones de las que dispuso.

«Aunque no fue la manita, podría haber sido mucho más que la manita por ocasiones, el Madrid también tuvo dos o tres pero el Barcelona tuvo por lo menos 20 clarísimas y podría haber sido una goleada incluso más fuerte», señaló el centrocampista.