Álex Rubio, delantero del Alcoyano, protagonizó el pasado domingo un episodio que no gustó al sector de aficionados más próximo a la zona de los banquillos.

Con el equipo volcado sobre la portería del Huracán en los minutos finales, el entrenador Andrés Palop ordenó calentar al punta andaluz con la intención de relevar a Yacine para aportar frescura en el área rival. La sorpresa del técnico fue mayúscula cuando comprobó la desgana del futbolista al que tuvo que empujar literalmente para que acompañara al preparador físico, Rafa Pichardo, a la zona habilitada para llevar a cabo los ejercicios. «Es una cuestión que tengo que hablar con él y que arreglaremos. Lo que sí quiero es que la gente que vaya a saltar al campo faltando un minuto o los que sean lo haga con la máxima concentración en un campo como éste y ante una afición tan exigente como la nuestra», dijo Palop.

El entrenador zanjó el asunto de forma contundente. «Con Álex detecté que le faltaba ilusión y entusiasmo y opté por no realizar el tercer cambio aunque necesitábamos un hombre más de refresco con ganas de meter el gol», concluyó el exportero internacional.

Álex Rubio ha sido capaz de lo peor y de lo mejor en lo que llevamos de temporada. Resultó expulsado en la cuarta jornada por repeler la agresión del central del Llosetense Rigo, una acción que le supuso un partido de castigo.

Por el contrario, el sevillano también rubricó un «hat-trick» contra el líder Reus en apenas 15 minutos.