El Orihuela ha conseguido dejar atrás una dura crisis deportiva que le llevó a coquetear con los puestos de abajo. Los oriolanos han sumado 12 de los últimos 15 puntos posibles, ganando tres encuentros seguidos, lo que le permite situarse a sólo cinco puntos de la promoción de ascenso.

Pero eso no ha ocurrido por casualidad, según el entrenador, Gabi Correa, quien dejó claro ayer que el cambio de dinámica se debe al buen trabajo del equipo. «Somos conscientes de que tuvimos un mal comienzo de Liga, pero el equipo siempre ha dado la cara y ha respondido al máximo nivel. Trabajaba muy bien durante la semana y en los partidos, pero no había suerte de cara a la portería. Somos la misma gente a excepción de jugadores que han llegado a última hora, y el mismo cuerpo técnico, pero sí es cierto que la ilusión ha aumentado y se mantiene más que nunca, y el balón está entrando gracias a que está dando resultado el trabajo que hacemos durante la semana».

El técnico uruguayo admitió que llegó a temer su destitución cuando los resultados no acompañaban. «Da miedo y preocupa la inseguridad en los banquillos. El Orihuela es un sitio exigente y me forma como entrenador y persona, porque me hace estar alerta, pero el trabajo se hace mayor y mejor cuando se tiene paciencia y se coge seguridad. Cuando el equipo no gana se está en la picota, se cuestiona el trabajo y se duda. Eso llegó a ocurrir, pero yo nunca he perdido la tranquilidad y la fe y me he sentido al margen de los comentarios», comentó.