Basta que Casillas haga una intervención para que la grada le recuerde el apoyo que le profesa. Así sucedió ayer en Alicante. El guardameta del Oporto apenas tuvo que aplicarse salvo en uno de los minutos finales donde realizó una parada de mucho mérito cuando ya se cantaba gol en la grada inglesa. Los gritos de «Iker Iker» se sucedieron entre la afición española en los instantes finales del choque.