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Dios salve a la Explanada

La afición inglesa abarrota desde mediodía la emblemática zona de Alicante para calentar el partido

Los aficionados de la selección inglesa en su momento de mayor apogeo ayer en la Explanada de Alicante, a primera hora de la tarde, poco antes de que comenzara el encuentro amistoso entre España e Inglaterra en el estadio Rico Pérez. HÉCTOR FUENTES

Quien realmente salió beneficiado del España-Inglaterra del Rico Pérez fue la hostelería de Alicante. Los bares habían hecho acopio de provisiones para acoger a la marabunta inglesa y no fallaron en sus predicciones. Fueron apareciendo poco a poco por la ciudad, el jueves se empezaron a ver en mayor cantidad y ayer ya no se les pudo contener. Dieron colorido a las calles del centro e hicieron de la Explanada su particular cuartel general.

Coparon la emblemática zona alicantina desde el mediodía con sus cánticos, sus pancartas y sus banderas a la par que bebieron litros y litros de cerveza, así como de cualquier bebida que contenga alcohol, no hacen ascos a nada. Empezaron de manera tranquila pero conforme se fue acercando la hora del partidos y el alcohol fue haciendo efecto, fueron subiendo el tono de sus actos. Sin parar de cantar y beber empezaron a subirse a sillas y mesas y algún que otro objeto voló por los aires. La misma escena se vivió el jueves.

«La mayoría de ellos son muy educados, los que dan problemas son un 10%, los más jóvenes. Hemos tenido algún incidente sin que pase a mayores», relataba Daniel García, camarero del pub O'Hara de la Explanada antes de atender a una televisión nacional. Los medios de ámbito estatal estuvieron muy pendientes de todos los movimientos de la afición inglesa durante la jornada de ayer en las calles de Alicante.

Uno de los principales incidentes se produjo en la noche del jueves, cuando los británicos se encontraban en su máximo apogeo. «Tomamos la decisión de dejar de vender más alcohol y cerramos el establecimientos. Eran las 23 horas y tuvimos que llamar a la Policía para no sufrir destrozos en nuestra terraza», explicó Juanjo Pérez, propietario del pub O'Hara. El altercado se resolvió con la presencia de los agentes, reforzados por policías llegados desde Inglaterra. Exhaustos tras un día con mucho alcohol los ingleses se retiraron para descansar un poco.

Al mediodía de ayer volvió a comenzar la misma película. Los seguidores del combinado inglés empezaron a dejarse caer por la Explanada, reforzados por sus colegas llegados desde Benidorm. Al principio estaban relajados, con sus banderas colgadas como símbolo distintivo. A primera hora de la tarde la juerga ya era grande. Veinte coches de la Policía Nacional les vigilaban de cerca. Desde ahí, los que tenían entrada para el partido comenzaron a peregrinar hacia el Rico Pérez. El último avituallamiento lo encontraron en el bar de la Piscina Municipal.

La fiesta sigue en el estadio

Los más de 3.500 ingleses que tenían entrada para el amistoso continuaron su particular fiesta en Alicante dentro del Rico Pérez. En esta ocasión el comportamiento de la mayoría fue ejemplar. Vieron todo el encuentro en pie desde el Fondo Sur del estadio blanquiazul y no pararon de animar a los de Roy Hodgson con sus célebres cánticos. Una de las mayores paradojas se produjo cuando empezaron a corear el nombre de Gerard Piqué mientras la afición de la Roja alternaba pitos y aplausos en el absurdo debate generado los últimos meses en torno a la figura del central catalán.

Cada vez que el veloz Sterling encaraba por la banda de Mario Gaspar los seguidores de los pross se venían arriba. Llegaron a cantar un gol de Harry Kane traicionados por el efecto óptico. Pero el jugador que más aplausos se llevó fue Wayne Rooney, tanto cuando saltó a calentar como en el momento en el que ingresó en el terreno de juego. Esos aplausos fueron devueltos por todos los futbolistas ingleses a la conclusión del duelo. Finalizado el partido, daba comienzo la noche...

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