Fue tal la exhibición de talento de Carlos Martínez en el primer minuto, con un rebote defensivo, una canasta de dos, un tapón y un triple, que hacía intuir un estreno plácido. Ni mucho menos. Las rachas fueron constantes en un bando y en otro. En gran medida, le penalizó a los lucentinos salir con un quinteto lleno de caras nuevas, donde Sherman no estuvo a la altura.

El gran valor de los locales fue su número uno, Bowie, que apareció en los momentos cumbres para liderar en ataque y acertar sus seis tiros libres. Nadie más lo logró de los veinte jugadores restantes. También hay que destacar al valor añadido que aportó Kody en defensa. Tanto él como Bowie superaron la media hora de juego.

Cuando todo parecía controlado, tras la disputa de los dos primeros cuartos, la cosa se tambaleó con el comienzo del tercero. La pasividad de la defensa alicantina permitió que el quinteto vasco se viniera arriba y alcanzara un parcial de 2-15. La conexión Hernández-Bowie, la inteligencia de Aramburu en tareas ofensivas y la altura de Kody propició que los pupilos de Cruza acabaran situándose por delante de nuevo.

La balanza terminó de inclinarse del lado local cuando el técnico visitante, Iker Bueno, decidió reprocharle a uno de los árbitros una falta en contra. «¿Esto es porque tenemos menos peso?». Técnica y frenazo a sus aspiraciones. La puntilla la asestó una gran acción defensiva del Lucentum a 30 segundos del final, que protagonizó Fuentes al robar el balón. Hernández, que se mostró siempre motivado, protagonizó un choque con el gigante Marcius y el primero acabó en el parqué. Esta acción encendió a buena parte de los aficionados, que se echaron encima del croata (llevaba el nombre de Kovacevic en la espalda). Tan confusa resultó dicha camiseta como el partido inaugural del Lucentum. Al final, todo el mundo se quedó con la importancia de empezar con victoria. «Estamos muy contentos porque va a ser complicado ganar en la LEB Plata», sentenció el entrenador Cuco Cruza.