La contundente victoria del Alcoyano frente al Reus, invicto hasta ayer, significó un golpe de autoridad y un toque de atención para el resto de aspirantes al ascenso. El equipo de Andrés Palop elevó a tres la victorias consecutivas de local y a cuatro las jornadas sin perder.

El momento dulce no es fruto de la casualidad. Está avalado por un trabajo metódico reflejado sobre el rectángulo de juego. El equipo se muestra solidario sin la posesión del balón, una circunstancia que le ha llevado a ser el menos goleado del grupo, mientras que ha conseguido mantener la intensidad tras el descanso hasta el extremo de resolver los encuentros con contundencia.

Álex Rubio, relevo de Yacine en el tiempo de asueto, hizo añicos el sistema defensivo del Reus en los primeros veinte minutos de la reanudación. El acierto del futbolista sevillano catapultó al equipo a la zona de promoción (3º), con cuatro puntos menos que el filial del Villarreal, víctima de los blanquiazules dos semanas atrás.

La pronta lesión de Edgar Hernández (9') recortó el potencial ofensivo del cuadro catalán, que apenas penetró en el área de Marc Martínez durante el primer acto. La única acción reseñable fue el lanzamiento de un córner cerrado a cargo de Álex Colorado que despejó Mario Fuentes en boca de gol.

El Alcoyano, por su parte, echó en falta a Julio de Dios en la medular, baja de última hora por el repentino fallecimiento de su padre. La figura del jienense estuvo presente en todo momento. Los futbolistas saltaron al césped con una camiseta de ánimo, mientras que Álex Rubio celebró su primer gol junto al banquillo ondeando la misma prenda.

El equipo de Palop actuó a ráfagas en el primer tiempo pero aún así dispuso de más posesión de balón y de las dos únicas ocasiones. La primera, un remate centrado de cabeza de Yacine que rechazó Edgar Badía sin demasiados problemas. La segunda, una falta directa de Abraham que salió rozando el larguero. El canario recuperó la titularidad ayudado por las molestias de Rubén Ramos, que inició el choque desde el banquillo.

Segundo acto

El Alcoyano arrancó eléctrico el segundo período pese a que Yacine, su máximo realizador, se quedó en el vestuario con molestias en el abductor.

Álex Rubio, sustituto de Yacine, se convirtió en el protagonista del choque con tres dianas en apenas veinte minutos. El sevillano abrió la lata con un tiro cruzado pegado al poste, infalible. Con todo, más merito si cabe tuvo el pase entre líneas de Jesús Alfaro.

El segundo tanto, con el Reus volcado en busca del empate, se gestó al contragolpe. Abraham condujo el balón hasta la línea de tres cuartos lo sirvió a Álex Rubio que, de nuevo, se mostró letal en el interior del área.

El tercer tanto, en este caso a pase de Mustafá, resultó ser el de más bella factura a la media vuelta y ajustando el balón a la cepa del poste.

La afición del Alcoyano, acostumbrada a sufrir las últimas temporadas, no daba crédito a lo comodidad del marcador con veinticinco minutos todavía por delante.

Una de las claves estuvo en la gran intervención del portero Marc Martínez, todavía con el 1 a 0. El meta sacó una mano antológica evitando que el remate de cabeza de Ricardo se alojara en el fondo de la portería.

El Reus intentó sin éxito generar más situaciones de peligro en la recta final, mientras que el Alcoyano supo esperar, cerró líneas e intentó hurgar en la herida con transiciones rápidas, pero el marcador no se movió.

El Alcoyano visitará el próximo domingo al Barcelona B.