El ex atleta británico Sebastian Coe, doble campeón olímpico de 1.500 metros, fue elegido hoy presidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) en el congreso de la organización celebrado en Pekín.

Coe recibió 115 de los 207 votos de los representantes de las federaciones asociadas a la IAAF, mientras que su rival en la elección, el también exatleta ucraniano Sergey Bubka, recibió 92 votos.

Con 58 años, la leyenda del atletismo británico, doble campeón olímpico en Moscú 80 y Los Ángeles 84, asumirá a partir del 31 de agosto la presidencia de la federación sustituyendo al antiguo saltador de longitud senegalés Lamine Diack.

Coe, que actualmente preside la Asociación Olímpica Británica (AOB) y ocupa una de las vicepresidencias de la IAAF, tiene una amplia experiencia organizativa, ya que también fue presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

El antiguo mediofondista británico se hace con las riendas del atletismo mundial en un momento en el que la imagen del deporte ha quedado debilitada por los recientes escándalos de dopaje revelados por la televisión alemana ARD y el diario británico Sunday Times.

Entre las promesas electorales de Coe figura, de hecho, avanzar hacia la creación de una agencia antidopaje independiente.

El ex atleta británico también anunció este lunes que, en caso de ser elegido, planeaba aumentar hasta los 200.000 dólares (el doble de la cantidad actual) los fondos que el Comité Olímpico Internacional aporta a cada una de las 214 federaciones nacionales de atletismo para un periodo de 4 años.

Coe proclamó, asimismo, su intención de reformar el calendario de las principales competiciones atléticas mundiales para hacerlo "más armonizado", y mejorar las comunicaciones entre la IAAF y las federaciones nacionales.

Tanto Coe como Bubka, el otro aspirante a la presidencia de la IAAF, son dos leyendas vivas del atletismo con una dilatada trayectoria en los despachos, por lo que a priori no había un favorito claro en la elección.

Sin embargo, el éxito del británico como organizador de los JJOO, sumado a su mayor carisma mediático, han acabado inclinando la balanza a su favor.