Rubén Plaza (Lampre), un gigante alicantino, natural de Ibi, de 1,92 metros y 35 años, logró ayer la tercera victoria española en el Tour 2015 tras una galopada en solitario que inició en el ascenso al Col de Manse y terminó mordiendo el chupete en honor de su hija en la meta de Gap, donde Chris Froome retuvo el maillot amarillo.

Plaza, dos veces campeón de España en ruta, renació tras dos años de sequía para estrenarse de manera brillante en el Tour de Francia. Se metió en la escapada del día, se fue en la subida a Manse, lugar clave de la etapa, y se lanzó a saco en el descenso salvando el acoso del eslovaco Peter Sagan, de nuevo segundo, a medio minuto del alicantino.

La tercera plaza fue para el colombiano Jarlinson Pantano (Iam), quien no pudo portar un triunfo a su país el día de la Fiesta Nacional. Mientras entraban con cuentagotas los 23 componentes de la escapada inicial, los favoritos, a más de un cuarto de hora, se pusieron a prueba, como un ensayo para las siguientes los Alpes.

Antes, en el ascenso, lo intentó Contador, pero «el viento de cara y la falta de colaboración» no dio continuidad a la iniciativa. Más suerte tuvo Vincenzo Nibali, quien logró abrir hueco para tirarse en picado hacia la meta, donde apenas «mordió» 28 segundos. Un ataque que no inquietó al líder, ni a nadie, pues el 'Tiburón' está en la general a 7.49.

En el descenso fue Alejandro Valverde el encargado de apretar las tuercas a Froome, de empezar con las pruebas ante los inminentes Alpes. El español arrancó un par de veces, la primera reprimida por el guardaespaldas del maillot amarillo, Geraint Thomas; en la segunda fue el propio Froome quien se soldó a rueda. El jefe del Sky solventó sin apuros los arrebatos del campeón de España.

No faltó el susto de turno en este maldito escenario. En una curva a derechas, en el mismo sitio donde cayó Contador en 2013, el francés Warren Barguil empujó a Thomas y éste desapareció con su bicicleta por detrás del guardarraíles. Espectacular. El líder temió perder a su gregario de lujo, pero hubo suerte. Thomas escaló de nuevo a la carretera, subió a la bici y llegó a meta ileso, aún temblando.

Un lance que puso a Barguil en el punto de mira de las críticas. «Algunos se creen que van solos en carrera», dijo Valverde. Nairo Quintana fue más allá: «En esta zona siempre hay una caída y hoy nos hemos librado por poco. Hay corredores que se meten a estorbar y a provocar caídas a gente que se está jugando la general».

No hubo más batalla. En la recta de meta aparecía Nibali, uno de los que lo intentarán en los descensos. Por detrás los «gallos» a 17.44. Al final, un día salvado que da paso a la deseada segunda jornada de descanso. Froome está listo para la batalla. Tiene un buen colchón de tiempo, y sabe que todos irán a por él en las cuatro jornadas alpinas que esperan.

«La victoria más importante de mi vida, ganar en el Tour es increíble. Esto es para mi hija y mi mujer», dijo el excorredor de Eusebio Unzue. Plaza ganó una etapa de la Vuelta en 2005 y se enfundó dos veces el maillot de campeón nacional, años después de que los médicos le recomendaran que dejara el ciclismo por una lesión de rodilla. Desobedecer aquel consejo le ha permitido ponerse el chupete para vivir el «momento más emocionante» en 14 años de profesional.