El entrenador del Orihuela, Manolo Alfaro, ha asegurado que la contundente victoria, por 4-1, frente a un rival directo como el Benigànim no ha generado en el vestuario un estado de euforia que pueda ser perjudicial de cara al último partido de la liga regular, el domingo, a las seis de la tarde, en Valencia frente al líder, Levante B, donde los oriolanos tienen que ganar para sellar su clasificación para la promoción de ascenso a Segunda División B.

Alfaro afirma que «no hay euforia en el vestuario. Los chicos están contentos porque es un premio para su trabajo, pero la única idea que tienen es preparar el siguiente partido, porque hay muchas ganas de clasificarse para el play off».

La imagen y, sobre todo, el resultado fue muy distinto a las de las tres jornadas anteriores desde que Alfaro se sentó en el banquillo. Para el preparador, la diferencia tiene una serie de motivos claros: «si al intentar jugar y hacer cosas bien, le añades finalización, el equipo se crece. Con el resultado a favor, el equipo cogió alegría y confianza y esa es la diferencia con partidos anteriores».

No obstante, el técnico advirtió que resulta «muy difícil controlar un partido todo el tiempo, y en esta categoría más porque hay mucho fútbol directo». Por ello dijo tener la pena «de no haber trabajado más tiempo con el equipo para tratar de convencerlos de que se puede tener más tiempo el balón y más tiempo de juego, pero les gusta lo que estamos haciendo y lo están intentando». El técnico del conjunto escorpión aseguró también que en el vestuario «hay muchas ganas por parte de todos los jugadores y saben que puede jugar cualquiera. Esa es la clave de una plantilla competitiva y que se mantenga alegre».