A cada deportista la madurez le llega en un momento diferente, ni pronto ni tarde, a su hora, y en el caso de la tenista canaria Carla Suárez le ha llegado con 26 años y en un 2015 en el que es la quinta mejor tenista de la temporada, cuando todavía no ha llegado su superficie favorita, la tierra batida.

La canariona es humilde y esa característica le impedía hasta hace bien poco darse cuenta del tenis que atesora en su revés a una mano y en su derecha, cada partido más potente.

Pero todo cambió tras la última edición de Roland Garros, donde una dolorosa derrota ante la canadiense Eugenie Bouchard en cuartos de final, cuando ganaba 4-1 en el tercer set y al final perdió 7-5, supuso un golpe tan fuerte que le sirvió para no volver a ser la misma jugadora.

Si hasta ese día no terminaba de comprender que la llave la tenía guardada en su cabeza, Bouchard le abrió las puertas a una realidad que su entrenador Xavi Budó llevaba tiempo intentando que admitiese, que tiene nivel para estar entre las mejores del mundo.

Su preparación desde entonces ha sido mental y desde que comenzó este año ha alcanzado en siete ocasiones los cuartos en los ocho torneos en los que ha participado y ha ganado en cuatro ocasiones a jugadoras del top 10, la polaca Agnieszka Radwanska, la rusa Ekaterina Makarova y la checa Petra Kvitova, a esta en dos ocasiones.

Todos estos resultados la han llevado a ser la duodécima de la WTA, su mejor clasificación hasta la fecha, y quinta en la carrera por llegar al Masters femenino (WTA Tour Championships), competición que reúne cada final de temporada a las ocho mejores jugadoras del circuito.

Tras ganar este martes en el Abierto de Miami a la estadounidense Venus Williams, Suárez logró un nuevo hito en su carrera, su primera semifinal de un torneo grande, después de llegar a cuartos en 2008 en Roland Garros y en el Abierto de Australia de 2009.

Cambio de mentalidad

Pero el partido ante la mayor de las hermanas Williams es más que eso, es un reflejo del cambio de mentalidad de la canaria, que en el pasado podría haberse "arrugado" al recibir un "rosco" en el primer set, en la pista central de un gran torneo y ante una jugadora local y tan veterana como Venus.

Todo lo contrario, se concentró en lo que tenía que hacer, pero, sobre todo, se convenció de que podía dar la vuelta al partido y le endosó un 6-1 para empatar y en el tercer set, en los momentos delicados, logró cerrar el partido con un convincente 7-5.

Tras ganar a Venus, Suárez explicó que algo que ha ido "aprendiendo con el paso del tiempo" es que en el tenis la clase uno la lleva "dentro" y que la clave está en la "confianza": "Los grandes partidos no solo se ganan con un buen nivel de tenis, sino luchando y sabiendo sufrir".

La propia Venus, después de sufrir las consecuencias de este cambio, explicó a Efe que Suárez "está mejorando año a año" y está segura de que puede hacerlo "todavía mejor".

"Las grandes jugadores son capaces de jugar muy bien durante un año entero, el cambio ha sido mental", dijo Suárez esta semana en Miami al destacar que el cambio viene de su "madurez".

Ahora, la tenista canaria es más "consciente" del nivel que atesora, de los "objetivos" que quiere conseguir y del respeto se ha ganado de las grandes del circuito mundial.

"En estos tiempos que corren, el 80 por ciento del tenis es mental", dijo a Efe su entrenador, que explicó que en el pasado a la tenista canaria le faltaba "más determinación y convicción".

Apuntó que hay jugadores en los que los "procesos de maduración son más rápidos y otros más lentos. "Carla sigue siendo muy humilde y trabajadora, pero comienza a creérselo mucho más", opinó.

"Carla es talentosa y tiene una capacidad de trabajo brutal, lo único que le faltaba era tener determinación y creérselo, y gracias al proceso de maduración que lleva cada vez se lo cree más. Carla nos va a dar muchas alegrías", concluyó Budó.