E l Torrevieja truncó una incómoda racha en su feudo y se encarama a la tercera plaza con una victoria trabajada ante un Oliva que inquietó muy poco. Los primeros compases de los salineros auguraban un partido brillante, con interesantes combinaciones, entradas por las bandas y colectivo ahínco en el empeño de agradar. Pero los salineros se atascaban al llegar a las inmediaciones del área de un equipo visitante atrincherado en exceso. El miedo del Oliva permitió que el cuadro torrevejense fuera dueño del choque. Los de Rojo sobaron bien la bola, pero les perdieron los miramientos en el momento decisivo de encarar y chutar entre los tres palos. Córcoles dispuso de varios remates que no quisieron entrar ante la desesperación de una fiel parroquia que se negaba a vivir el tercer empate a cero consecutivo en su feudo. Con hasta cuatro teóricos titulares en el graderío por lesión, los jugadores anfitriones lo daban todo en el césped, pero no asestaban el latigazo decisivo. El joven Ángel Iván volvió a gustar, Manrique no paraba de hacer kilómetros, y el Oliva se limitaba a encerrarse, exceptuando tímidas protestas y fricciones sin agresividad ni convicción.

Al final, Soriano y Córcoles rompieron el muro visitante.