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Agustinos, alma de balonmano

El «colegio-club» de Alicante prepara el salto a la Asobal tras casi 40 años volcado en este deporte como eje de la formación de sus alumnos

Decenas de alumnos, técnicos y monitores del Colegio San Agustín de Alicante posan con la camiseta tricolor de CD Agustinos el viernes en el pabellón del centro. ANTONIO GARCÍA

Camino de los 40 años de historia (el mítico padre Ángel Escapa lo fundó en 1978), el Club Deportivo Agustinos se ha convertido, por derecho propio, en el gran referente del balonmano en la ciudad de Alicante. Por no decir en el único «santo y seña» de esta especialidad que tanta gloria dio al deporte alicantino en los tiempos dorados del Tecnisán, Calpisa u Obras del Puerto. El legado deportivo y ético del padre Escapa sigue muy vivo en el centro, que ahora se plantea el sueño posible de contar con un equipo en la Liga Asobal en un plazo de dos a tres años. «Alicante le ha dado mucho al balonmano y lleva demasiado tiempo lejos de la élite de la Asobal», mantiene Gonzalo Reinante, presidente del club. «Vamos a intentarlo, pero con cabeza y sin hipotecar nuestra filosofía».

El compromiso y la identificación con el balonmano de este «colegio-club» es único en España. En sus instalaciones del barrio de Juan XXIII se entrenan, compiten, conviven y estudian hasta 24 equipos de todas las categorías inferiores, masculinos y femeninos, y tres conjuntos sénior, uno de ellos en Primera Nacional. La lista se completa con otro de veteranos y uno más de educación especial, orgullo de toda la comunidad. De modo que de los 1.385 alumnos del colegio, 450 militan en alguno de sus equipos y pueden compaginar a la perfección balonmano y estudios porque el centro da todas las facilidades y hasta aplaza las fechas de los exámenes si coinciden con algún partido importante.

Buena parte del éxito del modelo reside en el hecho de que el medio centenar de técnicos, delegados y monitores de los equipos son, en su gran mayoría, exalumnos de Agustinos que colaboran desinteresadamente con el club y mantienen viva esa filosofía del padre Escapa de convertir el balonmano en otra vía esencial de educación, formación y convivencia. «Todos los que trabajamos en el club nos sentimos como en nuestra casa. Si nos llaman de otro sitio, tenemos un precio; pero en Agustinos, no», explica Juan Antonio Martínez, director pedagógico del colegio y entrenador nacional.

Para sostener este enorme esfuerzo por el balonmano, el colegio también aporta sus instalaciones, mientras que los padres de alumnos sufragan desde hace ocho años el 50% del coste total con cantidades asequibles que rondan los 20 euros mensuales. «Nuestra mejor economía es el compromiso de alumnos y exalumnos, que hemos jugado y transmitimos la pasión por el balonmano a nuestros hijos, que también juegan», destaca Javier Bernabéu, vicepresidente y responsable de las cuentas. «No hay otra economía; y el día que se cierre ese círculo, estamos perdidos», añade Bernabéu, que califica de «simbólicas» las ayudas públicas que recibe el club de Suma para el equipo de Primera. Ese círculo consiste en captar a niños y niñas a para la práctica del balonmano cuando empiezan el colegio a los ocho años y conseguir que lo practiquen hasta los 18 cuando dejan el centro. «Luego continúan viniendo a jugar cuando tienen 25 y lo siguen haciendo a partir de los 40 y traen, además, a sus hijos a esta gran familia», apostilla Martínez.

El modelo sigue funcionando. El curso pasado, Agustinos acabó tercero de España en cadetes y ganó «el triplete» (infantil, cadete y juvenil) en el Autonómico. Por las aulas y las canchas del colegio han pasado ilustres del balonmano español como Fernando Latorre, actual entrenador del BM Benidorm; Óscar Gutiérrez, exmiembro del cuerpo técnico de la selección absoluta; Javier Bodí, internacional con Calpisa; Jaime García Lloret, ex de Granollers o Claudio Gómez, ex del Atlético. Cuando Altea ascendió a Asobal, ocho de sus jugadores procedían de Agustinos. Y lo mismo sucedió la campaña pasada con el Benidorm.

Con estos antecedentes, «pero siempre con los pies en el suelo y sin hipotecar nuestra esencia», el presidente se plantea contar «en dos o tres años» con un equipo «tricolor» (la mítica camiseta del colegio) en la máxima categoría, un objetivo factible por el fuerte recorte de presupuestos en la Asobal a causa de la crisis y por el buen nivel que apuntan las promociones juveniles del club. «Con jugadores de la casa y con tres o cuatro empresas que aporten el dinero necesario, con las que ya hemos hablado, se puede lograr», mantiene Reinante.

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