El Orihuela cayó ante un filial amarillo que no perdonó. Fue un partido para hombres. Los oriolanos tenían en su filas calidad, años, experiencia y mucho oficio. Los vila-realenses juventud, clase, garra y una pizca de agresividad. Se vio una primera parte de pelea, de desgaste, de intensidad. Faltó algo de ritmo. Faltaron ocasiones de gol. El equipo de la Vega Baja, líder de la categoría, llevó la voz cantante, aunque sin inquietar la portería defendida por Raúl Bernabeu. Y es que las áreas no se pisaban, y daba la sensación que cuando se pisarían, podría caer un gol.
El delantero Mario González decantó el partido, entró en el minuto 64 y en el 83 marcó un espectacular gol que le valió tres puntos. En la prolongación, el propio Mario redondeó el gran partido de su equipo con su segundo gol. El Orihuela quiso pero no pudo ante un filial acertado.