El FC Barcelona no pasó del empate ante el Málaga (0-0) en La Rosaleda en un partido en el que los de Luis Enrique perdieron frescura, se desquiciaron y ni siquiera chutaron a puerta entre los tres palos, con lo que gracias a seguir sin encajar goles se van con un punto y la imbatibilidad intacta, pero con la peor sensación desde que Luis Enrique se ha hecho con el control del equipo. Como muchos otros, el Málaga se subió al carro de plantar una defensa muy poblada y sin espacios para poner nervioso al Barça e intentar tener premio a la contra. Y lo lograron en parte. Fue un empate a nada, pues ningún equipo propuso cosas en ataque a destacar. Quizá el Barça fuera algo mejor, pero no chutó, se atascó, y sigue líder pero sin contar los partidos por victorias.

Preocupante fue ver al mismo Barça que ganó con una «manita» al Levante en la pasada jornada no poder encontrar el camino a la portería. No al gol, sino a la portería, pues los pocos disparos fueron lejanos, sin obligar a Kameni a intervenir. Atrás Bravo estuvo bien en la única jugada del Málaga con cierto olor a gol, pero la incapacidad de anular a la defensa malagueña provocó nervios a unos blaugranas desquiciados. No aparecieron los «cracks», tampoco la segunda línea ni La Masía, y se dejaron dos puntos en La Rosaleda, que celebró el empate como un triunfo.

Dominó el partido el Barça, pero no a placer. Tuvo el control, el balón, pero no creó peligro. Tampoco un Málaga que no generaba nada, siempre a la espera de poder aprovechar alguna contra con la velocidad y aguante de Amrabat, y con el «autobús» plantado atrás. Aguantaron estoicos los de Gracia, evitando lo sucedido al Levante (0-5) en la visita de los blaugranas al Ciutat de València.

No obstante, el partido cambió a partir del minuto 60. Los de Luis Enrique perdían frescura, eran incapaces de ver portería y poco pusieron a prueba a Kameni. En la primera parte, apenas un remate con el pecho de Pedro inquietó al camerunés, que en la segunda parte hizo la estatua en un remate del central Bartra a la salida de un córner, que se fue fuera por poco.

Pese a que el técnico asturiano dio entrada en un doble cambio a los canteranos Sandro y Munir, por Pedro y Neymar respectivamente, y se mejoró en velocidad y frescura, fue el Málaga quien estiró líneas. Los malagueños estaban cómodos, no sufrían atrás, y probaron de aventurarse un poco más al ataque estirando las líneas. Con la entrada del exblaugrana Luis Alberto al campo se confirmó este cambio de tendencia. De hecho, el atacante puso a prueba a Bravo en una de sus primeras acciones. Fue un saque de falta directo al palo corto del guardameta chileno, que estuvo ágil para poner las manos y, con la suerte de la intervención del palo, salvó la papeleta.

No es que tuviera el Málaga más opciones claras, pero sí cortó cualquier intento de reacción barcelonista con la entrada de Sandro y Munir. El Barça no chutaba, nada, y notó la ausencia de un Messi que solo fue protagonista cuando después de su única gran jugada de caracoleo se fue al suelo por un contacto de Weligton en la cara, sin que le comportara la expulsión.